Cuando compramos fruta, solemos almacenarla en la nevera o en la despensa, pero estos no son los únicos métodos para prolongar su frescura. Existen formas alternativas que te permitirán retrasar su maduración, alargando así su vida útil y reduciendo el desperdicio de alimentos. Si optimizamos el proceso, podemos ‘congelar’ el tiempo de las frutas, disfrutándolas por más tiempo.
Procedimiento clave tras comprar la fruta
Aunque en muchas ocasiones guardamos la fruta de manera mecánica, es fundamental hacerlo conscientemente. El almacenamiento adecuado de la fruta no solo preserva su sabor, sino también su valor nutricional. Para lograrlo, sigue estos pasos esenciales:
- Si la fruta está envuelta en plástico o en una bolsa de este material, es crucial retirarla para evitar que el ambiente cerrado acelere su deterioro.
- Coloca la fruta en un lugar fresco y seco, ya que la exposición directa a la luz puede deteriorarla más rápido.
- Si solo dispones de la nevera, selecciona la zona menos fría, ya que algunas frutas no soportan bien las bajas temperaturas.
- Separa las frutas maduras de las que aún están verdes para prevenir la propagación del etileno, el gas responsable de la maduración.
- Evita almacenar frutas ya cortadas, ya que tienden a estropearse rápidamente. Lo ideal es consumirlas en el menor tiempo posible.
Los plátanos, un caso especial en la fruta
Los plátanos requieren un cuidado particular. A diferencia de otras frutas, no deben dejarse expuestos al aire libre ni almacenarse en el frigorífico. Los expertos recomiendan envolver los plátanos en papel de periódico y mantenerlos en un lugar fresco y seco. El frigorífico no es adecuado para los plátanos, ya que el frío afecta su textura y sabor, además de acelerar su deterioro debido a la liberación de etileno.