Antonio Javier González Pérez (Puerto de la Cruz, 1961), médico de profesión, es desde el pasado septiembre presidente del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC). La entidad es una institución cultural de referencia. No solo para la ciudad donde se halla, Puerto de la Cruz, sino también para Tenerife y el Archipiélago. En esta charla, González Pérez aborda el pasado y el presente del IEHC, pero, sobre todo, se centra en los desafíos que afronta a partir de ahora.
-En septiembre asumió la presidencia del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. ¿Qué retos y qué expectativas se marca junto al equipo directivo para esta nueva etapa?
“Hemos optado por mantener, prácticamente, a todo el equipo anterior, salvo aquellas personas que por diversas circunstancias no desearon continuar, e incorporar a otras que nos ofrecen nuevas perspectivas por su juventud y su perfil. Estamos integrando ambas cualidades. Por una parte, la experiencia acumulada de aquellos miembros que ya trabajaban en el proyecto que desarrolla el IEHC, con un notable bagaje para organizar la programación de conferencias, charlas y otras actividades que promueve el centro, y, por otra, todo lo novedoso que nos pueden brindar esas incorporaciones presentes en la junta directiva. Queremos que esto nos permita potenciar la cercanía del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias con la sociedad portuense y tinerfeña. Propiciar nuevos foros de debate y líneas culturales que, sin duda, son merecedores de nuestra atención”.
-¿Cuál había sido su vínculo hasta ahora con el IEHC?
“No soy uno de los socios más veteranos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Recuerdo mis inicios en el IEHC como oyente, precisamente, de unas charlas que van a tener de nuevo lugar este mes: la Semana Científica Telesforo Bravo [cuya vigésima edición comienza hoy lunes], que seguía por mi interés hacia los temas medioambientales, ecológicos, naturalistas, del Archipiélago, que son, al fin y al cabo, los que se abordan en esta iniciativa. Posteriormente, llegué a ocupar el estrado para contribuir a divulgar distintas ideas vinculadas al deporte y a la naturaleza, al pertenecer a un club de triatlón. Todo ello me llevó más tarde a decidir hacerme socio del IEHC. Y ahora, que me va llegando el tiempo de la jubilación, he dado un nuevo paso y he sido aceptado como presidente. En eso estamos, en un nuevo ciclo”.
“Puerto de la Cruz posee una marcada impronta cultural merced a entidades como el Instituto de Estudios Hispánicos”
-El instituto cumplió 70 años en 2023. ¿Qué ha papel desempeñado en Puerto de la Cruz, en Tenerife y en Canarias?
“El IEHC se fundó en 1953 de la mano de Isidoro Luz, alcalde de la ciudad en ese entonces. Entre las distintas iniciativas que se llevaron a cabo en aquella época figura la creación de la primera biblioteca municipal. Ese centro daría lugar más tarde a la Biblioteca Municipal Tomás de Iriarte. Así y todo, el instituto posee un fondo bibliográfico de unos 1.500 volúmenes, desde los procedentes de Hispanoamérica a donaciones de Reino Unido, Noruega, Alemania… En esos comienzos, también se creó la Sala Arqueológica Diego Cuscoy, que fue el germen del Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz. Eduardo Westerdahl también formó parte importante de los comienzos del IEHC, lo que se reflejó en la creación del primer museo de arte contemporáneo en España, el actual Macew [Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl], que hoy se halla en la Casa de la Aduana. De manera que, con entidades como el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Puerto de la Cruz posee una marcada impronta cultural”.
-Una impronta que llega a nuestros días.
“Sin duda. Como decía, está por ejemplo la Semana Científica Telesforo Bravo, que este año dedicamos a Fuerteventura. Antes de que concluya noviembre, del 26 al 29, tendremos unas jornadas centradas en Agustín Espinosa, una de las mayores figuras del surrealismo en España, y su obra Crimen, de la que se cumplen 90 años… Es decir, continuamente realizamos una labor de zapa cultural. También creo que nos hace falta, y lo estamos haciendo incorporando a gente joven, traer aire fresco al IEHC, nuevas formas de entender la cultura”.
“Cada año hacemos más de un centenar de actividades; sin el apoyo de las instituciones, eso sería imposible”
-¿Cómo quieren potenciar a partir de ahora esa cercanía, ese vínculo con la sociedad que forma parte de su esencia?
“A lo largo de estos 71 años, el IEHC ha tratado de que el hecho cultural no se aleje del ciudadano de a pie. Por eso es conveniente, y no se trata de bajar el nivel, ni mucho menos, diversificar esa oferta que se brinda a la comunidad. Procurar que los diversos sectores sociales se interesen por nuestra programación. A ese respecto, estamos intentando ampliar, poco a poco, ese espacio de colaboración con otros ámbitos de la sociedad para atraerlos, aunque no pertenezcan necesariamente a eso que en ocasiones denominamos Cultura, en mayúsculas, solo destinada a gente versada en temas muy específicos. Por eso es importante seguir contando con personalidades, por ejemplo, como Isidoro Sánchez, que nos aportan un conocimiento acerca de figuras como Alexander von Humboldt, Agustín de Betancourt o Dulce María Loynaz, o como el historiador Manuel Hernández González, o como los desaparecidos Nicolás González Lemus y Melecio Hernández, dos grandes referentes. Gente como esta nos ha aportado y nos aporta un contenido de primer orden. No obstante, también tenemos que estar muy atentos a nuevas corrientes que a lo mejor no entran habitualmente en el concepto de cultura, pero que también lo son”.
-La colección de arte reunida en el Macew, que tiene su sede en la Casa de la Aduana, es uno de los principales activos del IEHC. Desde hace tiempo vienen reclamando un nuevo espacio que permita mostrar la colección en mejores condiciones. ¿Se ha avanzado en ese sentido?
“Cuando toma forma el primer museo de arte contemporáneo de España, lo hace con una veintena de obras, algunas de ellas, de autores como Óscar Domínguez o Joan Miró… Ese fondo pictórico del Macew ahora anda por las 2.000 piezas. Últimamente hemos tenido la suerte de contar, gracias a la familia de Vicki Penfold, con un activo tan importante como es el archivo de la artista. Es decir, seguimos creciendo. Ahora bien, ¿qué ha ocurrido? Pues que si el continente del Macew, su sede, es el mismo, el contenido no deja de ampliarse. El espacio de la Casa de la Aduana en el que se expone es precioso, pero no el idóneo para una exposición permanente. El Macew hace una labor muy destacada, no solo de exposición, sino también divulgativa. Cada año, por ejemplo, pasan por él más de mil estudiantes. También cuenta con sus jornadas, Hablamos de Arte. Así que la solución está en encontrar un edificio adecuado y el IEHC no puede hacerlo por sí solo. Intentamos, en conversaciones con las administraciones públicas, la posibilidad de que en un futuro, que no sea muy lejano, el inmueble del Colegio de los Agustinos albergue las colecciones del Macew, que en la actualidad se tienen que mostrar por trozos”.
“Queremos diversificar nuestra oferta y afianzar la que ya está, acercar el IEHC a otros entornos culturales”
-¿Es suficiente el apoyo de las administraciones públicas al Instituto de Estudios Hispánicos?
“Si no fuese por las ayudas institucionales, difícilmente podríamos abordar la agenda cultural que tenemos durante el año. El IEHC organiza anualmente más de un centenar de actividades. Llevarlas a cabo únicamente con los recursos que aportan sus socios es impensable: la cuota anual es de solo 24 euros y con esa cantidad no se puede ir muy lejos. Únicamente gracias a las administraciones públicas, el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias, más la Fundación CajaCanarias, es posible. La cuestión es lograr el apoyo privado para financiar parte del coste de diversas acciones. Así podríamos abordar aún más el espectro cultural al que atendemos”.
-¿Cuáles son los proyectos más relevantes que abordarán a medio y largo plazo?
“Queremos abrir nuevas vías. Como la del senderismo, una actividad a la que se dedican muchos miembros del IEHC; abrir la línea de la divulgación de la salud y, de forma más específica, la de la salud mental; potenciar el mundo de la fotografía… En suma, hay distintos palos que debemos tocar. De lo que se trata es de diversificar nuestra oferta y afianzar la que ya está; acercar al instituto otros entornos culturales y también propiciar que lleguen nuevos socios”.