Hace cinco años que, en tal día como hoy, llegó a Canarias lo que hasta entonces se antojaba como una pesadilla lejana. Aunque ya se sabía de contagios en países tan cercanos como Alemania o Italia, fue en La Gomera donde oficialmente se detectó por primera vez en España la presencia de lo que resultó ser un coronavirus que sesgó miles y miles de vidas y cambió para siempre la existencia de los supervivientes. Nadie podía imaginar ni por asomo que pronto quedaríamos confinados en nuestras casas, ni que palabras como pandemia o mascarilla serían pronunciadas a cada momento. Tampoco habían muerto tantos sin siquiera el consuelo de coger la mano de sus seres más cercanos ni se aplaudía todos los días a quienes arriesgaban su propia salud para combatir al mal. Cuando no sabíamos casi nada, nos enteramos de que entre un grupo de turistas alemanes llegados a La Gomera había llegado el bicho. Entonces, como ahora, el presidente del Cabildo de La Gomera era Casimiro Curbelo (San Sebastián de La Gomera, 1955).
-Han pasado cinco años desde que todo cambió. O casi todo, porque a usted le sigue votando una notable mayoría de los gomeros…
“(Ríe abiertamente) ¡Ya me conoce! ¡Llevo toda la mañana [la entrevista se lleva a cabo a las 13:45] desde temprano y sin parar!”.
-¿Recuerda aquel día de hace cinco años? ¿Dónde estaba cuando se enteró de que el primer caso en toda España se daba en La Gomera?
“Creo que ese día había salido a ver una obra… Recuerdo que en Playa de Santiago, en el municipio de Alajeró. Fui allí donde me enteré y, claro, me tuve que ir cuando recibí la noticia. Salvador Illa y Ángel Víctor Torres [entonces ministro de Sanidad y presidente de Canarias, respectivamente] se pusieron en contacto con nosotros para decirnos que existía la posibilidad de que hubiera un positivo o varios en La Gomera como consecuencia del traslado de turistas alemanes, que finalmente se rastreó, se buscó las pruebas entre los últimos dos días de final de ese mes y el 31 de enero del año 2020 es cuando se detectó el contagio”.
-Lo peor de ser el primero es que no hay un guion para saber qué hacer…
“No, desde luego. No sólo no había guion, sino que no había nada. Existía incertidumbre, y La Gomera se convirtió en el lugar de laboratorio para decidir los protocolos a seguir desde el conocimiento científico. Hay que tener en cuenta que la muestra de los alemanes para analizar si había covid se envió al Instituto Carlos II de Madrid y, por eso, se tardó dos día en confirmarse”.
-¿Cómo se lidia ante el miedo que siempre genera no saber qué es lo que pasa?
“No teníamos nada al respecto y, además, en aquel momento, como quiera que se estaba dando en otros lugares del mundo y en España todavía no, la gente lo vivió con mucha preocupación. Por eso, nosotros decíamos inicialmente, y era una especie de recomendación para no alarmar más de lo necesario, que era una gripe. Y efectivamente, pero era una gripe que se convirtió en epidemia y que mató a millones y millones de ciudadanos en el mundo. Indudablemente, hubo desconocimiento, temor, mucho miedo, incertidumbre… Todos estos elementos se produjeron en ese momento”.
-¿Qué decidieron hacer en esos primeros días de tanto desconcierto?
“Afortunadamente, aquí se constituyó el comité científico y el comité ejecutivo canario. Eso ya se hizo el día 4. Y nos pusimos a trabajar, por supuesto. En el Cabildo de La Gomera, tras tener conocimiento de esa realidad, pusimos en marcha medidas que después fueron copiadas, digamos entre comillas, o sea, imitadas por otros territorios”.
-Estuvieron acertados, porque lo aprendido en La Gomera fue muy útil apenas tres semanas después, cuando hubo que confinar un hotel entero en el sur de Tenerife…
“Coincidieron varios elementos que fueron muy importantes, y coincido con que hubo bastante acierto. ¿Por qué? Porque tenemos excelentes profesionales, teníamos y tenemos excelentes profesionales en la sanidad. Independientemente de que haya colapso, porque la demanda es infinitamente superior al número de profesionales que tenemos, pero insisto en que teníamos y tenemos excelentes profesionales en la sanidad”.
-¿Cómo evalúa la reacción de las administraciones públicas de hace cinco años?
“La respuesta de las administraciones públicas fue importante en este caso y con posterioridad también, pero inicialmente la respuesta de las administraciones públicas de La Gomera y del Cabildo, en particular, fue extraordinaria. Por ponerle un ejemplo, recuerde que se impidió la movilidad y, por tanto, el aeropuerto estaba cerrado, pero el puerto no quedaba otro remedio que dejarlo abierto con los controles y las limitaciones. Y quien proveyó de los equipos de desinfección inicialmente tanto en el puerto como en toda la Isla con EPI fue por una propuesta financiada por el Cabildo de La Gomera. Llegamos a hacer un convenio con el Colegio de Farmacéuticos de Canarias para que cada ciudadano en su farmacia recogiera la mascarilla, y a los mayores de los distintos núcleos de población se les llevaba las medicinas a sus domicilios, etc. La respuesta de los ayuntamientos y Cabildo de La Gomera fue extraordinaria, como también fue la de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado… Al principio de todo no, pero con posterioridad se logró que el nivel de control fuera extraordinario”.
-¿Cómo respondió la ciudadanía de La Gomera?
“La gente fue muy responsable desde el punto de vista social. Eso facilitó mucho las cosas”.
-¿Y desde fuera? ¿Se sintió apoyado?
“Las administraciones locales son fundamentales porque conocemos la realidad de la Isla. Pero sí que se recibió apoyo desde el primer momento. En cuando surgió el primer caso en La Gomera, se volcaron las administraciones independientemente de que tuviéramos problemas en el mercado para material, porque este material era específico de los centros hospitalarios, por ejemplo, las mascarillas. Nosotros, en La Gomera, pusimos a las costureras a hacer mascarillas de tela para usarlas en la Isla porque al principio no había, pero es verdad que la administración, en la a medida de sus posibilidades, se volcó. Fue, insisto, un laboratorio que sirvió para extrapolar las medidas que luego se aplicaron al resto del país”.
-¿Cómo dieron con los alemanes?
“En cuanto nos avisaron, hicimos un rastreo desde que salió en el avión de Alemania a los medios de transporte que usaron. Un taxi, el Ferry Gomera… Entonces no había controles”.
-¿Llegó a conocer a los alemanes?
“Cuando pude conocerlos, sólo los vi desde la ventana porque ellos estaban confinados. No tuve la oportunidad de hablar personalmente, pero sí que el Cabildo de La Gomera les invitó a que vinieran. No han usado todavía esa posibilidad, pero espero que lo hagan algún día”.
-Pese a su larga experiencia, dudo que se haya visto en otra situación como la pandemia…
“Indudablemente, fue una situación muy, muy dura: restricciones a la movilidad, cero turístico, cada uno en su domicilio… Fue un momento muy difícil para los que tuvimos la posibilidad de vivir en directo y de cerca situaciones tan dramáticas como esta epidemia de coronavirus. Por eso, el Gobierno tomó la decisión de requisar cualquier tipo de material vinculado a mascarillas y otros. Nosotros tuvimos la suerte de tener conexiones… Recuerdo una anécdota de un gomero que vivía en el sur de Francia que envió mascarillas a la Isla, pero fueron requisadas en el aeropuerto antes de salir y, con posterioridad, sí logró que llegasen a La Gomera porque simuló que era otro material. También llegó a suministrar a una residencia de mayores que gestionaba otra gomera y nos llamó para interesarse. Eran cosas pequeñas, pero ponen de manifiesto lo que se tuvo que hacer para conseguir material”.