Los expertos del Comité Científico de Evaluación y Seguimiento de Fenómenos Volcánicos (CCES), previsto en el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico de Canarias (Pevolca), coinciden en calificar como “anómala” la actividad volcánica del Teide, aunque los indicios “no parecen ser precursores de un proceso eruptivo a corto plazo, pero sí suponen un aumento en la probabilidad de que se produzca a medio largo plazo”.
Los científicos que monitorizan el riesgo volcánico han detectado desde 2023 un “ligero” aumento de la emisión de CO2 en varias zonas de Tenerife, como en el cráter del Teide, y una “ligera” deformación del terreno, pese a lo que, señalan, no ha aumentado la probabilidad de erupción a corto ni medio plazo en esta isla.
Según explican, los cambios sísmicos, geodésicos y geoquímicos que vienen detectándose desde 2016 podrían estar registrando un cierto aumento desde el año 2022, atribuible a un posible aumento de la presión en el sistema hidrotermal bajo la isla de Tenerife, que aconsejaría incrementar la vigilancia.
Estos fenómenos, además del aumento de la sismicidad, no requiere “para nada” que la isla pase al color amarillo (alerta) en el mapa de riesgo volcánico, recalcó el director del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, Itahiza Domínguez. “Es importante que la gente entienda que esta no es la situación que vivimos en La Palma antes de la erupción” del volcán de Cumbre Vieja en 2021, dijo Domínguez, que participó ayer en una reunión del citado comité.
El director del IGN en las Islas explicó que las erupciones de tipo basáltica, habituales en Canarias, vienen acompañadas de unos precursores “muy fuertes”, tanto de sismicidad, con terremotos sentidos por la población y enjambres “muy densos”; como de deformación del terreno o de emisión de gases. “Esto no es lo que vemos ahora mismo, ni siquiera esos enjambres pequeños de Las Cañadas se pueden considerar así. No vemos un movimiento de magma en sí, pero hay que hacer un seguimiento”, señaló Domínguez, que recordó que “Tenerife es una isla volcánicamente activa y va a haber una erupción en algún momento. La cuestión es cuándo”.
Por su parte, el director del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), Nemesio Pérez, coincidió en que, a pesar de estos cambios, “la probabilidad de una erupción en Tenerife es relativamente baja (…) Hablamos de semanas o meses”. Pérez detalló que la emisión de gases en Tenerife ha experimentado “cambios significativos” a partir de 2016 y que estos son “una señal muy premonitoria de cambios en la actividad volcánica”, lo que “no quiere decir que sean cambios hacia una erupción”.
Los científicos del PEVOLCA ⛰️ coinciden en la “anómala” actividad del Teide aunque sin indicios de una erupción ✅
— Política Territorial, Cohesión Territorial y Aguas (@territoriocan_) January 23, 2025
(1/2) pic.twitter.com/CTXWh0maXH
Combatir bulos y desinformación
El consejero de Política Territorial, Cohesión Territorial y Aguas del Gobierno de Canarias, Manuel Miranda, quiso transmitir un mensaje de “tranquilidad y prudencia” a la población, tras presidir la reunión extraordinaria del comité científico, y ante la incertidumbre generada por los enjambres sísmicos registrados en el entorno de Las Cañadas a finales del pasado año.
Manuel Miranda puso en valor “el trabajo investigador y la constante vigilancia” que llevan a cabo los expertos, al tiempo que aseguro que “el Gobierno de Canarias, en estrecha colaboración con el Cabildo de Tenerife, seguirá apostando por el rigor científico y la transparencia informativa para combatir el alarmismo, los bulos y la desinformación”.
La sismicidad se agrupa en Las Cañadas, cumbres de Adeje y Vilaflor
ntre los datos más relevantes destaca la evidencia de que desde 2016 se han detectado cambios en la emisión de gases en el Teide, que indican un aumento de la presión en el sistema hidrotermal, y que además pueden correlacionarse con los ritmos de actividad sísmica registrada. La sismicidad se agrupa en Las Cañadas, cumbres de Adeje y de Vilaflor, manteniéndose también una zona de actividad bajo el Teide.
En junio y julio de 2023, se registró por vez primera un enjambre sísmico de más de 30 km de profundidad, a 40 km bajo Santiago del Teide, y a finales de ese año se dio otro enjambre entre 17 km y 23 km de profundidad bajo las Cañadas. Otras zonas sismogénicas de menor importancia se han localizado bajo Izaña y en las cumbres de Arico. Los expertos insisten en que ninguno de estos datos de forma aislada, ni puestos en relación entre sí, son suficientes para obtener conclusión alguna sobre la posibilidad de una erupción.