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Dos años de cárcel por agredir a un vecino en Santa Cruz de Tenerife: las condiciones para no entrar en prisión

Si el procesado no delinque en cinco años contados desde hoy y cumple con la orden de alejamiento de 200 metros hasta 2027, evitará la entrada en prisión
Reducen a dos años y medio la pena para un hombre que abusó de su sobrina en Tenerife
Dos años de cárcel por agredir a un vecino en Santa Cruz de Tenerife. DA

Un hombre ha aceptado una pena de dos años de cárcel y el pago de 6.000 euros, además de los gastos médicos, por un delito de lesiones agravadas con deformidad tras agredir a un vecino en marzo de 2022 en el barrio de Añaza, en Santa Cruz de Tenerife.

Durante la vista de conformidad celebrada el lunes en la Audiencia Provincial de Tenerife, se expuso que, en cuanto a la responsabilidad civil, la víctima reclamaba 8.000 euros adicionales, además de los gastos médicos.

Como atenuantes, se ha considerado la reparación parcial del daño, ya que el acusado había depositado previamente 600 euros, y el hecho de que, desde un primer momento, asumió la autoría de los hechos.

También se ha determinado que la víctima ya tenía varias piezas dentales fracturadas a causa de una enfermedad preexistente, aunque la agresión le provocó la rotura de cuatro piezas adicionales.

Asimismo, se acuerda la suspensión de la pena de prisión, condicionada a que el condenado no cometa delitos en los próximos cinco años, además de establecerse una orden de alejamiento de 200 metros hasta 2027.

En la reducción de la pena, que en principio ascendía a tres años y medio, también se tuvo en cuenta que el ataque no se llevó a cabo con un objeto contundente, tal como inicialmente relató la Fiscalía.

El acusado y el denunciante mantenían una relación tensa. Aquel día, el primero le propuso conversar para resolver sus diferencias, pero la víctima ignoró la petición y subió a su piso.

El procesado comenzó a gritarle para que bajara a pelear, a lo que el otro respondió que ya había tomado su medicación y que se marcharía a dormir.

Ante la insistencia del acusado, finalmente la víctima descendió al portal. Cuando se encontraba en los últimos escalones, cerca de los buzones, el ahora condenado se abalanzó sobre él y, sorpresivamente, le propinó un primer puñetazo en plena boca.

El golpe lo proyectó contra la pared, dejándolo aturdido. Acto seguido, el agresor le propinó un segundo puñetazo en el rostro, lo que provocó que cayera al suelo y se golpeara contra el borde de la escalera.

En esa situación, la víctima recibió algunos golpes más hasta perder el conocimiento, quedando malherido con varias piezas dentales en sus manos y lesiones en su rostro. Posteriormente, el agresor se marchó.

Instantes después, cuando la víctima recobró la conciencia, pudo llamar al 112. Poco después, llegó una ambulancia, cuyos sanitarios le prestaron los primeros auxilios y lo trasladaron al Hospital Universitario.

También acudieron agentes de la policía, quienes lo atendieron y dieron inicio a las primeras investigaciones, que llevaron a la localización del agresor. Este tenía una mano manchada de sangre y, sin mayores rodeos, reconoció: “He sido yo el que le pegó”.

A continuación, los agentes procedieron a su detención y lo trasladaron a un centro de salud, donde recibió atención por una herida en la mano.

Como consecuencia de la agresión, la víctima sufrió traumatismo facial, la pérdida de cuatro dientes y daños en otro. Para su recuperación, requirió un tratamiento que se prolongó durante once días. A día de hoy, aún presenta secuelas, como cicatrices en el rostro.

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