santa cruz

El Reloj de Flores del parque García Sanabria: el lugar que todos visitan en Santa Cruz y que esconde una curiosa historia

Objeto de actos vandálicos, sus reparaciones pueden llegar a los 6.500 euros
El Reloj de Flores del parque García Sanabria: el lugar que todos visitan y que esconde una curiosa historia
Reloj de Flores del parque García Sanabria, en Santa Cruz de Tenerife

Es, sin duda, uno de los espacios más fotografiados de Tenerife, multitud de turistas se acercan a él y no es para menos: solo hay otro en el mundo que se puede asemejar al Reloj de Flores del parque García Sanabria, en Santa Cruz. Desde que fuera donado a la ciudad en 1958, junto a dos cisnes negros, ha sido objetivo de admiración pero, por desgracia, también de objeto de numerosos actos vandálicos.

El emblemático Reloj de Flores se encuentra en la entrada principal del parque García Sanabria, concretamente en la plazoleta que lleva el nombre de Peder Larsen, cónsul de Dinamarca. Este espacio rinde homenaje al diplomático, quien en 1958 donó este singular reloj a la ciudad. Según se cuenta, solía visitar el parque a diario tras el almuerzo, donde disfrutaba paseando y conversando con sus amistades. Por aquel entonces decidió también donar dos cisnes negros destinados al estanque que antiguamente estaba en el parque.

Peder Cristian Larsen, nacido en Nyköebing Mors (Dinamarca), el 1 de mayo de 1913, llegó a Santa Cruz de Tenerife el 9 de febrero de 1938, para trabajar como secretario en el consulado de Dinamarca, cargo que ostentaba Guillermo H. Olsen.

Cuando el señor Olsen fue nombrado cónsul general de Dinamarca, el señor Larsen, que ya era vicecónsul, ocuparía su cargo y el de cónsul de Finlandia. Por la extraordinaria labor que desarrollaba se decía que era cónsul de Dinamarca en Tenerife y cónsul de Tenerife en Dinamarca.

Desde 1979 es hijo adoptivo de Santa Cruz de Tenerife, entre otros aspectos gracias al Reloj de Flores, viviendo en la capital hasta 1996, cuando falleció.

¿Qué hace único al Reloj de Flores?

Adornado siempre con flores de temporada, era el único del mundo de estas características por tener segundero, como recuerda José Manuel Ledesma, cronista oficial de Santa Cruz: “La mayoría de los relojes de este tipo solo tienen las manecillas del minutero y las horas; pero, fue eliminada por considerar que el rápido funcionamiento de esta tercera manecilla necesitaba un motor específico y porque al estar siempre en movimiento era la que llamaba la atención de los niños, incitándolos a tocarla, bloqueando el mecanismo”.

Fue construido en Neuchatel, Suiza, por Favag, que solo tres años antes había realizado otro, instalado en Ginebra, y en sus inicios, incluso hace solo algunos años, cada vez que el motor se estropeaba tenía que ser enviado a aquel país para ue fuera reparado. Ahora el mantenimiento se lleva a cabo en Santa Cruz de Tenerife, después de que el dispositivo fuera adaptado por la empresa viguesa Pagán.

Los actos vandálicos cuestan miles de euros

El área de Servicios Públicos del Ayuntamiento del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha reforzado las medidas de seguridad alrededor del Reloj de Flores. Esto fue necesario después de que actos vandálicos provocaran destrozos por valor de entre 2.500 y 6.500 euros. Según cifras oficiales, se producen entre ocho y diez actos de este tipo al año. También según estos datos, el gasto por cada reparación puede oscilar entre los 265 y los 530 euros, dependiendo del tiempo que lleve cada una de ellas.

El Reloj de Flores cuenta con otros hermanos, más allá del de Ginebra, como el de Viña del Mar, en Chile, que fue inaugurado el 15 de mayo de 1962, con motivo de la celebración del Mundial de Fútbol de ese año, del cual Viña del Mar fue una de las sedes.

TE PUEDE INTERESAR