Hace unos días estuve en el polígono La Campana (municipio de El Rosario) cuyas obras de rehabilitación y modernización van por fin a muy buen ritmo, gracias al tesón del alcalde rosariero, Escolástico Gil Hernández, que cuando se empeña es como un martillo pilón y no hay quien lo pare, y que está contando con el decidido apoyo de Manuel Fernández Vega (PP), consejero insular del Área de Industria, Comercio del Cabildo. De regreso hacia La Laguna, casi se me caen los palos del sombrajo al ver a un montón de trabajadores en la obra de un nuevo supermercado Lidl, que se está ejecutando a una velocidad de vértigo en la Carretera General del Sur, a la altura del campo de fútbol de El Chorrillo. Tan impresionado me quedé, que di la vuelta, aparqué y saqué, entre otras, la foto que pongo. No creerán, pero tuve la paciencia de contar el número de obreros que estaban en el exterior trabajando a destajo, y llegué a contar 43 personas, ¡solo por fuera! Por las cristaleras del edificio llegué a intuir que, dentro del mismo, no habría menos. Ver aquellos profesionales y su velocidad en el trabajo me asombró, me dio envidia sana y medio me entristeció.
El ejemplo de Lidl, Mercadona, Makro o Leroy Merlin
Si me apura, diría que aquel nuevo Lidl será inaugurado antes de fin de mes, reluciente y completamente terminado. Y lo habrán hecho realidad, seguramente, en menos de un año. El supermercado Mercadona del puntal Juan Roig, que con unas cuatro plantas se hizo en La Laguna, en el solar de las antiguas cocheras de Transportes de Tenerife, cuando eran propiedad de la familia de Ana Oramas, se ejecutó en poco más de un año. L reciente obra de remodelación de Makro La Laguna, con una inversión de casi ¡diez millones de euros! se realizó en 10 meses. Y si van ahora por aquella zona, verán el enjambre de grúas levantando a toda mecha el nuevo centro de Leroy Merlin en La Laguna, que (me juego una comida) como se descuiden, igual lo abren antes de fin de año. Me dirán que son empresas privadas y que hacen con su dinero lo que quieren, que pagan bien, exigen cumplimientos de tiempo y, si fallan, penalizan a las constructoras. En las obras públicas, juegan también con dinero, pero me cabrea que, en este caso, sea el de nuestros impuestos.
Nuestra isla y nuestra salud merecen más respeto
Las grandes empresas anteriormente citadas son un ejemplo de seriedad, profesionalidad, eficacia y eficiencia, a la hora de desarrollar sus obras. En cambio, me perdonará nuestra presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila (CC) y su consejero de Carreteras, Dámaso Arteaga (CC) que le diga que la lentitud de las obras públicas que actualmente se ejecutan en Tenerife, clama al cielo y afecta cada día al corazón, tensión y la paciencia de miles y miles de conductores y conductoras cada día y a miles de peatones. Perdonen que barra para casa, pero la pasarela peatonal aérea que se ejecuta en la rotonda del Padre Anchieta, en La Laguna, vuelve a ser un ejemplo de lo contrario a la eficacia y eficiencia. Sé que Rosa y Dámaso van a decir que la Ley de Contratos del Estado es antigua y perversa, y que hay que asumir y sufrir esa antigüedad. Y dirán que, mientras haya media docena de obreros trabajando, se considera que la obra no está parada, y que la empresa de turno “cubre el expediente” y, de paso, se “cubre las espaldas”. Pero la ciudadanía no aguanta más y se queja a sus políticos, exigiendo soluciones inmediatas.

Una peatonal y aérea tomadura de pelo en La Laguna
Perdón que barra para casa, pero lo de la pasarela peatonal aérea que se ejecuta en la rotonda del Padre Anchieta, en La Laguna, está volviendo a ser un ejemplo de todo lo contrario a la eficacia y eficiencia de Lidl, Mercadona o Makro. Esta pasada semana, de nuevo, mientras en las obras del Lidl de El Chorrillo trabajaban a una velocidad trepidante casi 100 personas, en la puñetera obra de la “anchietana” pasarela aérea, no llegaban a diez. La mayor parte soldadores poniendo barandas. Creo que la paciencia de nuestro Santo Padre Anchieta, supera ya la del Santo Job. Me consta (y espero que sea para bien) últimamente la han visitado técnicos de Sinpromi (Sociedad para la Promoción con Discapacidad, S.L.) empresa pública que depende del Área de Acción Social e Inclusión del Cabildo de Tenerife, cuya responsable es la consejera Águeda Fumero Roque (PP). Supongo que habrán ido por lo del ascensor que debe ir en la parte de la pasarela que da a San Miguel de Geneto y donde, hasta hoy, brilla por su ausencia. Muchas miradas y algo más que miradas están siguiendo su correcta evolución.

El ejemplo del restaurante “El Rinconcito de Hilario”
Se están produciendo cabreos gordos en muchos de nuestros restaurantes. Que te “canten” de viva voz las “sugerencias del día” o el llamado “fuera de carta” es bonito, profesional y hasta agradable. Pero deja de serlo cuando, paralelamente, no te dicen también seguidamente el precio que tiene cada una de esas sugerencias del día, o los platos incluidos en el “fuera de carta”. Y la cosa está llevando a incómodos y desagradables momentos por esas “sorpresas” que la comensal clientela se está llevando al recibir la cuenta final. Alguien tendría que controlar la cosa. O tomar buena nota del magnífico ejemplo de un popular restaurante ubicado en la Calle Pilón, 86, de Las Zocas (municipio de San Miguel). Me refiero a “El Rinconcito de Hilario”, un restaurante familiar, donde sus propietarios, Hilario y María Laura, “Mary”, tienen el placer de cocinar y atender a su clientela. El bueno de Hilario se ha molestado en elaborar una “mini- cartita” en un pequeñito bloc de anillas donde, cada día, pone pequeñas hijitas plastificadas con las “sugerencias del día”, hasta en seis idiomas y sus precios clarito, clarito. Todo un ejemplo de profesionalidad y honestidad por el que hay que reconocer, valorar y felicitar públicamente a Hilario.
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