arona

Se cumplen nueve años del trágico derrumbe en Los Cristianos donde murieron siete personas

Arona ha guardado un minuto de silencio con una ofrenda de flores y velas junto al solar vacío
El edificio colapsó y sepultó la vida de siete personas. | Sergio Méndez

La localidad de Los Cristianos se ha unido este lunes en un emotivo acto de recuerdo y homenaje a las siete personas que perdieron la vida en el trágico colapso del edificio ‘Julián José’, ocurrido el 14 de abril de 2016.

La alcaldesa, Fátima Lemes, presidió la ceremonia, acompañada por miembros de la corporación municipal, así como la que fuera presidenta de la comunidad de vecinos, Ánima Marrero, y representantes de la Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local y Protección Civil.

Durante el acto, se guardó un minuto de silencio y se realizó una ofrenda de flores y velas junto al solar vacío que ocupó el edificio, marcando el noveno aniversario de esta dolorosa pérdida, recoge una nota del Ayuntamiento.

Las claves del colapso del edificio de Los Cristianos, según los peritos

Los dos informes técnicos solicitados por el Ayuntamiento de Arona para esclarecer el derrumbe del edificio Julián José, en Los Cristianos, coinciden en sus conclusiones: las intervenciones acometidas en un local comercial en 2003, junto con la deficiente calidad de los materiales de construcción y la falta de mantenimiento, fueron determinantes en el desenlace. Así lo confirmaron los expertos durante el acto de ratificación celebrado el pasado 1 de febrero ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Arona.

El Consistorio encargó los análisis a dos entidades independientes: Atlante SLU e Intemac. Sus respectivos dictámenes, entregados al juzgado el 7 de septiembre y el 7 de noviembre del pasado año, fueron elaborados tras el estudio de los restos del inmueble y antes de la demolición controlada de lo que quedaba en pie, realizada en julio. Estas son las conclusiones más relevantes que arrojan los estudios técnicos.

1. Las reformas en el local de Banesto

El informe de Atlante señala directamente a las obras realizadas en el local A, ocupado entonces por la entidad financiera Banesto, como el origen del colapso. Según este estudio, “la eliminación de paredes interiores debilitó severamente el sistema estructural”, y apunta que los elementos metálicos utilizados para sustituir dichas paredes estaban anclados de forma rudimentaria con tacos de plástico, sin las garantías necesarias de carga. “Esos sistemas eran tan poco fiables que uno de los letrados implicados los comparó con ganchos para colgar cuadros”, recoge el documento.

El texto subraya que, en edificaciones como esta, las paredes de cerramiento y tabiquería no solo delimitan espacios, sino que también forman parte activa de la estabilidad estructural. La razón por la que el inmueble no se desplomó antes, según el informe, es que la carga se distribuía entre la estructura convencional y las paredes eliminadas en esa intervención.

A pesar del deterioro de materiales y diseño deficiente, el edificio habría resistido en pie, sostienen los peritos, si no se hubieran retirado esas paredes o si los refuerzos se hubieran ejecutado correctamente.

2. Hormigón deficiente

El análisis de Intemac profundiza en otro aspecto crucial: la baja calidad del hormigón empleado en los pilares. El informe concluye que el desplome probablemente se originó en una de las columnas interiores por una pérdida de resistencia, lo que provocó una reacción en cadena al sobrecargar los pilares adyacentes. En este sentido, los técnicos matizan que las reformas estructurales no tendrían por qué haber sido tan decisivas si el material original hubiese tenido unas condiciones mínimamente aceptables.

Atlante también incide en este punto, al detallar que el hormigón presentaba una baja densidad, escasa cohesión entre áridos y cemento, y una armadura insuficiente en los nudos críticos de la estructura, lo que agravó la fragilidad del conjunto.

3. Falta de mantenimiento

Otro factor señalado como clave fue la ausencia de medidas correctivas tras la aparición de grietas y daños visibles. El informe de Atlante destaca que, desde que se emitió el primer aviso técnico hasta el derrumbe, transcurrieron 12 años sin que se adoptaran medidas para reparar las lesiones estructurales. Esta dejadez, añaden los peritos, afectó tanto a la comunidad de propietarios como al titular original del local A, cuya intervención alteró el equilibrio del edificio y dejó un daño oculto que no fue detectado a tiempo.

4. Obras en curso en 2016

En el momento del siniestro, se estaban llevando a cabo obras menores en el local que iba a convertirse en una perfumería. Durante su declaración, uno de los técnicos aclaró que las herramientas empleadas no sugerían una reforma estructural de envergadura, pero advirtió que cualquier actuación sobre un edificio ya debilitado podía actuar como desencadenante.

TE PUEDE INTERESAR