El pasado miércoles el Diario de Avisos abrió con una portada tan real como triste. El titular rezaba “un centenar de médicos denuncian la situación ‘insostenible’ de las Urgencias”. Me prometí que estaría tranquilito y callado durante un tiempo, tras el cese (creo que tan injusto y equivocado, como improcedente en tiempo y forma) de quien fue durante mucho tiempo jefe del servicio de Urgencias del HUC y al que ni voy a nombrar, para que no sigan echándole la culpa de todo. Han pasado seis meses de aquel cese, ejecutado por el gerente del HUC, Adasat Goya, creo que, con la complicidad del director médico del centro, el doctor José Antonio García Dopico. Han pasado seis mese y, a peor la mejoría. El propio Adasat Goya, con el respaldo (al menos de boquilla) de la consejera de Sanidad, Esther Monzón (CC) afirma que la cosa va mejorando. Pero la verdad es que, como dice el mago, parece que va “a peor la mejoría”. Y lo que te rondaré, morena.
Recuerden lo que la Inspección ya exigió en 2013
Por cierto… La historia se repite y seguimos sin aprender… hasta que haya una desgracia, que Dios no lo quiera. En octubre de 2013 (hace ya ¡12 años!) la Inspección Provincial de Trabajo de Santa Cruz de Tenerife, mandó un requerimiento a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, a cuenta de unas irregularidades en el HUC. En el mismo se instaba (textualmente) a “ejecutar determinadas medidas necesarias para subsanar las deficiencias de seguridad y salud existentes, en algunos casos de relevancia considerable”. Hablando en relación a la “Torre Sur de Evacuación” se instaba a “mantener despejado el recorrido de evacuación previsto, dado que con ocasión de la visita (de inspección) se observa que el pasillo del Servicio de Urgencias, se encuentra ocupado con un importante número de camas con pacientes”. Aquel año era jefe de Urgencias el Dr. José Casañas Cúllen y se arregló. En este momento no sé exactamente quien ocupa la Jefatura… Pero sí sé que el pasillo de marras, el que denunció la Inspección, vuelve a estar ocupado, como pueden ver en la foto.
“Consume local, o nos vamos a la mierda”… Un error
Respeto la libertad de expresión de todo el mundo, pero, desde la mía, les diré que no me gusta el título de la nueva que el Gobierno de Canarias presentó el jueves para promocionar y apoyar al consumo de productos canarios y que, bajo el impactante lema ‘Consume local o nos vamos a la mierda’, busca concienciar a la población sobre la importancia de apostar por los productos canarios y la defensa de nuestro sector primario. Estuvieron: Narvay Quintero (consejero de Agricultura del Gobierno), Luis Arráez (director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria – ICCA) y Juan Antonio Alonso (consejero delegado de Gestión del Medio Rural de Canarias – GMR, que paga la campaña) así como los miembros de Abubukaka, la compañía de teatro encargada de dar vida a esta acción con su particular estilo irreverente y provocador.
Con todo respeto a la compañía teatral Abubukaka
La compañía Abubukaka (a la que respeto enormemente) expresó su entusiasmo por formar parte de esta producción, que calificaron como “rompedora”. Su portavoz, Carlos Pedrós, afirmó que “nos encantó llevarla a cabo y creemos que va a generar debate, que es lo que realmente se necesita”. Seguro que la campaña va a generar debate y me atrevo a comenzarlo yo, criticando el uso de la palabra “mierda” como su base y punto de partida. Me atrevo a decir que ésta debe ser (por lo menos) la décima campaña que el Gobierno Canario contrata con el mismo objetivo y que, por lo que se ve, ninguna lo ha logrado. Quizá porque esa conciencia de la necesidad de “apostar por lo nuestro”, por lo canario, se tiene que llevar en el ADN, en los genes, en el corazón, en el alma. Y eso no se hace desde hace años.
Nos vamos p’al carajo, mucho antes que a la mierda
Yo le diría a mi estimado consejero Narvay Quintero, que la expresión “nos vamos a la mierda” es vulgar y pesimista, y reduce la complejidad de la producción y consumo de productos agroalimentarios de nuestra tierra a una frase simplista y despectiva. Le diría a Luis Arráez Guadalupe que, utilizarla como una forma de comunicar frustración o desesperanza, no aporta soluciones ni fomenta el diálogo constructivo para la necesaria mentalización desde la educación temprana, partiendo de la familia y continuando por la escuela, el instituto y hasta la mismísima universidad. Y le diría a Juan Antonio Alonso que, además, su tono agresivo y negativo puede contribuir a generar un ambiente de desconfianza y desesperación, en lugar de promover una reflexión crítica y serena sobre los problemas que podamos tener. Como dicen los maestros canarios… “tenemos que hablar bonito” … o nos vamos p’al carajo, que también choca, pero, ya puestos, es más canario.
“Mierda” no aparece en la Academia Canaria
La Academia Canaria de la Lengua, fundación pública dependiente del Gobierno de Canarias y que actualmente preside Gonzalo Ortega tiene como objetivos el estudio y descripción de la variedad canaria de la lengua española y de la producción literaria desarrollada en las Islas. Si buscamos la palabra “mierda” en el Diccionario Básico de Canarismos (DBC) que publica dicha Academia, dice que <no se ha encontrado ninguna palabra buscando por “mierda”> Le diría a Carlos Pedrós y restantes componentes de Abubukaka, los grandes cómicos Amanhuy Cala, Víctor Hubara y Diego Lupiáñez, que debemos y podemos decir lo mismo, sin chabacanería, sin molestar a los oídos, sin recurrir a fáciles expresiones que nuestra juventud y toda la ciudadanía canaria debería no utilizar. Porque es feo, no conducen a nada, no hace falta, ni merece la pena. ¡Hablemos bonito, contra!