Pocas veces la edición de El Cotarro es monográfica, pero creo que ésta merece ser una de ellas. Con todas las de la ley, por inspiración del Espíritu Santo, el nombramiento del Papa Francisco y la imposición de manos del nuncio, Bernardito Azúa, que actuó como ordenante principal, ya Eloy Alberto Santiago Santiago es obispo de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna. Me habían dicho que era una persona sencilla, cercana y campechana, además de inteligente y listo. Ahora, habiéndolo visto de cerca y ver cómo se desenvuelve, me corroboro en lo dicho y creo que, efectivamente, Eloy Alberto Santiago es “canarión” (llamamos así coloquialmente en Tenerife a los nacidos en Gran Canaria), pero me reitero en mi opinión de que es un canarión “de los buenos”, mientras no se demuestre lo contrario.
El “canarión” que llegó, saludó y se hizo querer
El pasado jueves, su entrada a la Catedral saludando a cientos y cientos de canariones (vino hasta el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales) y mucha más gente que vino desde la península y hasta de varios países de mundo, que quisieron acompañar a Eloy Alberto Santiago en su ordenación como obispo y su toma de posesión como titular de la Diócesis Nivariense, demostraron que Eloy Alberto lleva consigo una trayectoria de buen hacer y, lo más importante, el cariño de mucha gente que le ha visto desarrollarse y desenvolverse durante la misma. He leído su biografía y destaco de ella que ha estado, tanto en altos cargos de la Diplomacia Vaticana como de párroco en una parroquia sencilla y humilde como la San Pedro en La Puntilla, en Las Palmas de Gran Canaria. Sabe por tanto Eloy Alberto lo que son las “alturas” y lo que es estar “a pie de calle”. Y eso es muy bueno, justo y necesario.
Del agradecimiento de Eloy a las lágrimas de Bernardo
Fue emotivo y duro ver cómo Bernardo Álvarez Afonso pasó de ser el titular de la Diócesis y estar el primero en el protocolo canónico, a tener que colocarse en el último puesto de los obispos y arzobispos presentes. La vida es así y Bernardo Álvarez, que lucha contra la puñetera enfermedad de la ELA, vivió una ordenación y nombramiento episcopal con total dignidad, pero con una emoción que muchas veces le hizo romper a llorar de emoción. El nuevo obispo, Eloy Santiago, le saludó y agradeció en varias ocasiones su dedicación sacerdotal y episcopal, y terminó sus palabras en la ceremonia solicitando un aplauso para Bernardo Álvarez, que se tornó en ovación de todos. Como todos nosotros, Don Bernardo en su trayectoria ha tenido luces y sombras, pero, en este momento, creo que la ovación que se le dio, y que recibió emocionado, fue sincera y seguramente justa. Como de Dios que peregrina en la Iglesia Católica en nuestras islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. Por ello, fue muy simbólico y emotivo el sencillo momento del ofertorio, cuando se le presentó al ya obispo Eloy Alberto cuatro recipientes con tierra traída de las cuatro islas que debe cuidar y atender espiritualmente. Y también hay que destacar, por lo que supone en estos tiempos, el hecho de que Eloy Alberto saludara a los fieles que estuvieran oyendo o viendo la ceremonia por los distintos medios de comunicación y redes sociales, agradeciendo el trabajo de sus profesionales. Me pega que Eloy Alberto es un obispo moderno y directo, que sabe mucho sobre la necesidad y la importancia de mantener una buena comunicación.
Saludando a las personas de dentro… y a las de fuera
La guía editada por el Obispado Nivariense para el seguimiento de la ordenación y toma de posesión de Eloy Santiago Alberto, ponía en su página 42: “el ordenado, acompañado por dos de los obispos ordenantes, recorre la iglesia mientras se canta el Te Deum (A ti, Dios)”. En el caso de nuestro nuevo obispo, decidió traspasar las puertas de la Santa Iglesia Catedral de La Laguna y salir al exterior de la misma donde la feligresía emocionada estalló en vivas y aplausos. Entre ella, destacaba sin duda la feligresía venida desde Gran Canaria (la “hinchada canariona” de Eloy Alberto) que estaba doblemente agradecida y enfervorizada. El detalle de salir de la Catedral ha sido un gesto que, sin duda, honra al nuevo obispo. Eloy Alberto sabía que, dados los problemas de aforo del templo y que la climatología (lagunera como nunca, con un frío que pelaba y en momentos con un chispeo) estaba siendo estoicamente aguantada por la feligresía.
Eloy comienza el episcopado Nº13 sin supersticiones
El ministerio episcopal o episcopado que acaba de comenzar Eloy Alberto Santiago es el número 13 de la Diócesis Nivariense, desde su creación y tras Luis Folgueras Sion (1824-1848), Ildefonso Macías (1877-1882), Jacinto María Cervera (1882-1885), Ramón Torrijos y Gómez (1888-1894), Nicolás Rey Redondo (1894-1917), Gabriel Llompart i Jaume (1918-1922), Albino González y Menéndez-Reygada (1924-1946), Domingo Pérez Cáceres (1947-1961), Luis Franco Cascón (1962-1983), Damián Iguacen Borau (1984-1991), Felipe Fernández García (1991-2005) y Bernardo Álvarez Afonso (2005-2024). Nada parece indicar que Eloy Alberto sea supersticioso por aquello de protagonizar el episcopado Nº13 de nuestra Diócesis, pero, no obstante, desde aquí le deseamos larga vida con salud y toda la suerte del mundo en este nuevo reto de su vida personal y episcopal, recordándole que, como decía el compañero periodista Manuel Iglesias, “aquí no hay monumento al soldado desconocido, porque nos conocemos todos”. Amén.
agradeció a quien, desde el cese oficial de Bernardo Álvarez, ha sido Administrador Diocesano, Antonio Pérez Morales, quien se merece que Eloy Alberto le dé unas vacaciones.
Una ceremonia llena de símbolos, detalles y gestos
Se suele decir (técnicamente hablando en lenguaje eclesial) que, a partir de ahora, el obispo Eloy Alberto Santiago es “el pastor que cuida a las ovejas que peregrinan en esta diócesis de San Cristóbal de La Laguna, o Diócesis Nivariense”, o lo que viene a ser lo mismo, “el obispo que lidera al pueblo de Dios que peregrina en la Iglesia Católica en nuestras islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro”.