puerto de la cruz

Un mural de RoRo en Tenerife plasma la felicidad de ser diferentes

El conocido artista Roberto Rodríguez RoRo pinta el exterior del Centro de Educación Especial Inés Fuentes y González de Aledo, situado en La Vera
Un mural de RoRo en Tenerife plasma la felicidad de ser diferentes
El artista trabajó sin descanso para terminar a tiempo. DA

Vivimos en un mundo diverso, en el que las diferencias han dejado de ser un obstáculo y un prejuicio para convertirse en un valor. Explicar esto desde edades tempranas fomenta la empatía, el respeto, la inclusión y la tolerancia.

Así lo entienden en el Centro de Educación Especial Inés Fuentes y González de Aledo, ubicado en el barrio de La Vera, en el Puerto de la Cruz, donde asemejan a los niños y niñas con las mariposas: hay quienes pueden volar más alto pero cada uno lo hace de la forma que mejor puede y siendo felices.

Ese es el mensaje que quiso reflejar en la fachada del centro el artista Roberto Rodríguez, conocido como RoRo, quien está inmerso en un proyecto educativo y didáctico que consiste en pintar centros escolares o zonas deprimidas socialmente y al mismo tiempo, relacionarse con la gente del barrio para que surja otro ambiente.

Fueron unas madres quienes en el curso anterior lo vieron pintando en coles de Los Realejos, contactaron con él, y surgió la idea que luego se trasladó al equipo directivo y fue aceptada.

El CEIP Inés Fuentes y González de Aledo es un centro pequeño, de carácter comarcal, que acoge a 50 alumnos y alumnas de Educación Infantil, Primaria, y Tránsito a la Vida Adulta de 3 a 21 años desde La Matanza de Acentejo hasta San Juan de la Rambla.

Le dieron vía libre para trabajar pero le trasladaron su interés en que primero conociera al alumnado y sus familias. RoRo no lo dudó. Compartió una mañana entera con ellos, los conoció, le contaron historias, y comprobó el trabajo de todo el personal. Pero lo más importante fue ver que el alumnado estaba feliz.

Salió de allí “encantado” y pensó que había que hacer “algo guay” para esos niños, niñas y adolescentes que estudian contentos y aunque les cuesta interactuar lo hacen de otra manera. “Son como las personas de su edad, y aunque lo van a tener más difícil que el resto, van felices al cole, con sus profes, sus compañeros, con la gente que los cuida, porque todo el personal, tanto docente como no docente, está implicado”, sostiene el artista.

Esa realidad y todas las sensaciones que le transmitieron y que él percibió las plasmó en el exterior del edificio, en el que se puede ver a niños y niñas sonriendo, felices, y con esas características que los hacen diferentes. En este sentido, reconoce que “fue muy complicado representar el tema de la discapacidad, tanto física como psíquica”. Su profesionalidad y su sensibilidad lo avalan. Lo hizo con pequeños detalles, rasgos en la cara o en determinadas partes del cuerpo que quizás pasen imperceptibles para la mayoría de la gente. “Eso es lo que quería transmitir, que en el fondo son iguales que el resto, pero los hace diferentes la manera de comunicarse o de expresarse”, explica.

Comenzó a pintar el pasado lunes y terminó el sábado para tener listo el trabajo antes del inicio del curso escolar. Las horas que le dedicó también se sintieron en el barrio, donde se creó “una balconera de fans que iban todas las tardes a decirle cosas”, apunta orgulloso.

En el bar al que iba a tomarse el cortado lo conocían como “el chico que está pintando el Inés Fuentes”. Se creó un ambiente muy bonito, como ya le ha pasado en otros núcleos pequeños o que están escondidos, como en este caso, aunque a partir de ahora, gracias a los dibujos y los colores de RoRo, será un poco más difícil que pase desapercibido, también para las instituciones.

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