Hace siete años, la Policía portuguesa y la británica incluyeron a una mujer alemana en sus pesquisas sobre la desaparición de Madeleine McCann. La hipótesis que manejaban entonces era que la pequeña, de tres años, pudo haber salido sola del apartamento de Praia da Luz por la puerta trasera y, ya en la calle, haber sido atropellada accidentalmente por esta mujer, que supuestamente se habría dado a la fuga con el cuerpo para deshacerse de él.
Aunque aquella línea de investigación se cerró sin resultados, la sospechosa figuró en los informes oficiales justo antes de que se señalara como principal implicado a Christian B., recientemente excarcelado tras cumplir condena por la violación de una anciana en Portugal en 2005. Pese a su condición de sospechoso prioritario en la desaparición de Madeleine, contra él nunca se abrió una causa formal. El diario portugués Correio da Manhã llegó a hacerse eco en su momento de la teoría del atropello.
Sky News ha contactado ahora con la mujer, que afirma haberse enterado recientemente de que fue investigada. Según sus palabras, en la fecha en que desapareció la niña “ni siquiera tenía el coche”, ya que trabajaba en el Ocean Club, el mismo complejo donde cenaban los padres de Madeleine y sus amigos.
La alemana recuerda que su casa fue registrada por la Policía lusa, igual que ocurrió con otros residentes de la zona, y que los agentes acudieron en varias ocasiones. Relata que en una de esas visitas se le exigió vaciar el congelador, algo que le incomodó profundamente. En su enfado, llegó a responder con ironía a los agentes: si creían que había “cortado en pedacitos” a la pequeña para “comérsela en la cena”.
Años más tarde, ya una década después de los hechos, también la Policía alemana la interrogó. En ese nuevo contacto, le preguntaron si conocía a Christian B. o si lo había visto merodeando cerca del apartamento de los McCann, algo que ella negó rotundamente.
Preocupación en Alemania por la salida de prisión de Christian B.
El principal sospechoso de la desaparición, Christian B., salió de la cárcel hace apenas dos días, lo que ha generado inquietud en las autoridades judiciales alemanas, que lo califican de “peligroso”. Aunque cumplió condena por la agresión sexual a una mujer de 72 años en 2005, el caso de Madeleine sigue sin resolverse.
El fiscal jefe, Christian Wolters, fue contundente: “es de esperar que cometa nuevos delitos sexuales” ya que “no ha recibido ninguna terapia ni tratamiento similar en prisión”. Por ello, los fiscales han solicitado que se le imponga una tobillera electrónica y la obligación de comunicar su domicilio a las autoridades.






