economia

“Somos conscientes de que a la gente no le gusta ir al dentista, pero afortunadamente eso está cambiando”

Helena y Beatriz Aparicio llevan la atención sanitaria en la sangre. Con una madre enfermera, un padre cirujano del aparato digestivo y un hermano médico digestivo, lo normal es que a la hora de elegir su profesión, se inclinasen por la rama de la medicina, en este caso por la Odontología y Ortodoncia, respectivamente
Beatriz y Helena Aparicio. / Sergio Méndez

Llevan la atención sanitaria en la sangre. Con una madre enfermera, un padre cirujano del aparato digestivo y un hermano médico digestivo, lo normal es que, a la hora de elegir su profesión, Beatriz y Helena Aparicio se inclinasen por la rama de la medicina, en este caso por la odontología y ortodoncia, respectivamente. Primero empezó Helena y después la siguió Beatriz, que fue quien fundó la clínica en el año 2012. Una consulta que pretende acabar con el tópico del miedo al dentista. Les encanta su profesión, y eso se nota nada más entrar en la clínica, la única que no huele a dentista.

-Con unos padres dedicados a la sanidad y un hermano que también opta por esta rama, la lógica las llevaba hacia alguna profesión relacionada con la atención sanitaria, pero ¿por qué Odontología?
Beatriz: “Yo tenía claro que me iba a dedicar a algo relacionado con la medicina. Mis padres siempre nos trasmitieron el amor por esa profesión, pero no lo tenía claro, fue cuando mi hermana terminó la carretera, que yo empezaba ese año la Universidad, cuando me decidí por la Odontología…”.
Helena: “…Y por todo lo que te contaba…”.
B: “Eso, eso. Es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Es una profesión muy plástica, entretenida, tratas con gente y a mí eso me encanta. Además, siempre tuve claro que quería tener una clínica para disponer de más autonomía. Empecé trabajando con algunos compañeros; primero en la Península y después en Tenerife, y en 2012 me surgió la oportunidad de coger una clínica en la que estaba trabajando. La dueña se iba a jubilar. Su hijo, que también era dentista, se marchaba al extranjero y yo tuve la oportunidad de hacerme con la clínica. Estaba sola, con una auxiliar, en la calle Ramón y Cajal de Santa Cruz. Trabajábamos dos medios días a la semana, pero fuimos creciendo poco a poco y, un año y medio después, llegó mi hermana Helena de la Península y se unió a la clínica como Ortodoncista. El equipo ya estaba formado. En verano de 2016 nos trasladamos a este local en la calle San Vicente Ferrer donde ya tenemos más espacio para hacer lo que queríamos hacer”.

-¿Son conscientes de que la gente ‘odia’ ir al dentista?, es más, creo que solo lo hacen cuando es absolutamente necesario y el dolor insoportable.
B: “Es verdad. Sabemos que acudir al dentista no es la actividad preferida de nuestros pacientes, pero precisamente por eso queremos acabar con ese tópico ofreciendo una odontología sin prisas, cercana y profesional. Adoramos nuestro trabajo, y por eso nuestra clínica dental no es una clínica al uso. Queremos que el paciente se sienta cómodo, por eso, como habrá visto, la sala de espera es acogedora, no como una sala de espera de un médico fría. No huele a dentista ni hay nada que identifique la consulta como una consulta de un dentista. Mi hermana y yo creemos en una odontología profesional, cercana y hecha con cariño, en la que el trato cercano sea igual de importante que la formación continuada o los avances tecnológicos. Tratamos con personas y esa es la parte más bonita de nuestra profesión. Todos los que trabajamos en la clínica lo tenemos claro”.

-¿Cuánta gente trabaja ahora con ustedes?
B: “Somos más de 10 empleados, desde higienistas, administrativos… ahora se ha incorporado un gerente … Todos tenemos claro que hay que tratar al paciente como a alguien de nuestra familia, porque aunque vivimos en un mundo en el que imperan las prisas, dedicamos tiempo al paciente. Existe una odontología que se puede hacer con cariño, con tiempo y dedicación. El paciente siente que somos un equipo y que nos gusta lo que hacemos”.

-¿Hay mucha competencia?
B: “Mucha. Por eso estamos en permanente formación”.
H: “Siempre está estudiando. No para”.
B [Ríe]: “Si, es que adoro mi profesión. Me encanta la Medicina Bucal, tengo un máster en esta especialidad que estudia todo lo que no son dientes en la boca: las heridas, las lesiones precancerosas, las enfermedades autoinmunes, y como influyen las enfermedades sistémicas en la cavidad oral… En unos meses presento mi tesis sobre este asunto y también inicio un máster en Estética en Madrid. Tenemos que ofrecer algo diferente y para eso hay que estar en permanente formación”.

-Ahora hay más clínicas dentales. Por aquí cerca casi cuatro. ¿A qué cree que se debe? ¿Hay mayor concienciación? ¿Se acabó la crisis y ahora ya no ‘duele’ tanto ir al dentista?
B: “Afortunadamente hay mayor concienciación, pero también ha habido una mayor proliferación de Universidades que ofrecen estos estudios y permiten que haya más profesionales”.
H: “Quieras o no, el hecho de que haya más dentistas ha servido para ponernos las pilas y hacer las cosas lo mejor posible porque tienes tanta competencia que si tratas mal a un paciente sabes que no va a volver”.
B: “Es agotador porque tienes que estar en permanente formación, pero en última instancia sabes que es el paciente el beneficiado”

-¿Cómo fueron esos inicios en el año 2012, en plena crisis?
B: “Los primeros años fueron relamente duros. Yo diría, incluso, que descorazonadores. Pero, siempre digo que ha sido como tener un bebé. Al principio necesita toda la atención, pero al cabo de unos años ves que ya empieza a gatear y más adelante a caminar solo. Pero hasta llegar aquí costó mucho. Te sientes sola, porque no había ayudas para nada; ni para la contratación ni para la compra de maquinaria. Yo tenía sólo 27 años y me sentía fatal. Pero bueno, gracias a las campañas de concienciación que fueron trayendo a gente y el boca a boca, aquí estamos”.

-Y sus padres ¿qué les decían?
B: “Nuestros padres han sido nuestro principal apoyo. Todavía recuerdo el día que compré esta clínica y vinimos toda la familia. Yo pensé : ¡Dios mío en qué me he metido!, pero mis padres enseguida me dijeron que todo iba a ir bien. Han sido nuestro principal apoyo”.

-¿Se han puesto de moda los aparatos?
H: “No. Es un error pensar que los aparatos son sólo para niños. Nosotras tenemos más pacientes adultos que niños. De hecho, estamos especializados en la combinación de Ortodoncia y Estética en adultos porque antes una persona de 50 años se consideraba mayor, pero ahora no, y quieren sonreír, comer y tener una vida normal. Hay un porcentaje muy elevado de pacientes que se emocionan porque no antes no se ponían los aparatos porque no se llevaba y ahora se ven con unos dientes alienados, blancos y con una sonrisa maravillosa. Yo he tenido pacientes que lloran”.
B: “Sí. Se ha perdido el tabú de que los adultos no se podían poner ortodoncia”.
H: “También hay gente que no tiene los dientes alineados o le falta alguna pieza, pues yo se los alineo y le doy la mordida perfecta”.
B: “Bueno Helena siempre dice que ella se lleva la parte fea y yo la bonita…”,
H: “Yo le dejo todo preparado y ella lo rellena y el paciente se ve y le cambia la cara. La ortodoncia es muy bonita. Muy agradecida. No hay dolor, la gente viene contenta. Tiene menos miedo”.
B: “A mí mucha gente me ha dicho nada más entrar por la consulta: ¡que sepa que odio los dentistas!”.

-Bueno es que es así…
H: “Pues yo ya no oigo eso, pero es verdad que hay mucha gente traumatizada de lo ocurría antes con los dentistas, ahora afortunadamente no es así”.
B: “Bueno a mí me contó una vez una paciente que cuando era niña tenía unas trenzas largas y el dentista le ató las trenzas detrás del sillón para que no se moviera, así que imagínese”.

-¡Qué horror! ¿Hay mucho intrusismo en la profesión?
H: “Muchísimo y encima las multas son ridículas. Hoy en día en odontología todos los dentistas pueden hacer de todo porque las especialidades no están reguladas. ¿Qué ocurre? pues que cada uno decide, según su criterio, si tiene los conocimientos suficientes para hacerlo o no. Mi hermana, por ejemplo, podría ejercer como ortodoncista, pero ella sabe que no tiene los conocimientos suficientes, por eso es importante que la gente cuando acuda al dentista se fije en las especialidades, porque ortodoncista es que el tiene un máster en ortodoncia”.
B: “Las especialidades no tardarán mucho en regularse, como lo hicieron en medicina, pero aún queda camino por recorrer”.

TE PUEDE INTERESAR