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Victoria López: “Mi padre nos ha dicho siempre que la empresa no es un privilegio, sino una responsabilidad”

Presidenta del grupo Fedola
Victoria López. DA
María Victoria López. / DA
María Victoria López. / DA

Hablar del Grupo Fedola es hablar de esfuerzo y de responsabilidad. Se trata de una empresa familiar canaria, cabecera de un gran holding formado por casi 22 marcas comerciales diferentes agrupadas en sectores como el hotelero, náutico, correduría de seguros, construcción o alimentación entre otros. La historia del grupo hay que buscarla en los duros comienzos de su fundador, Fernando López Arvelo (Premio Taburiente de DIARIO DE AVISOS), hace 65 años, en el municipio norteño de Tacoronte. Con un talento innato para los negocios y una visión inusual para su tiempo, consiguió crear una gran empresa familiar que hoy es líder en el sector turístico de las Islas. Su hija, María Victoria López Fuentes, preside hoy el Consejo de Administración del Grupo, flanqueada por sus hermanas Mónica María y Ana Belén, como vicepresidentas del Grupo, y su hermano Fernando, como consejero delegado.

-¿Cómo nace el Grupo Fedola?
“Mi padre y mi madre vienen de una familia muy humilde de Tacoronte. No pudo estudiar porque tenía que trabajar y con 12 años iba de casa en casa vendiendo higos y huevos. Un día su padre compró un burro y un carro, para poder llevar más carga. Más adelante hipotecó la casa familiar para comprar un camión y poder llevar esas frutas y verduras hasta la capital. Entonces, para no desperdiciar el viaje, decidió llenar el camión con material de construcción. Éste fue el origen de la ferretería Hermanos López. Han sido años de mucha trayectoria familiar, de muchos cambios dentro de la organización, pero siempre manteniendo la esencia familiar. Ahora, con 80 años, ha decidido retirarse”.

-Ochenta años… madre mía.
“Sí, bueno, no se crea. Es una persona que aún tiene muchísimas inquietudes y mucha salud, casi más que yo, pero, bueno, hace 20 años dijo que se retiraría con 80 años, si llegaba bien, y ha cumplido su promesa. Para la empresa ha sido un cambio natural porque todo el mundo nos conoce y no ha habido ningún salto traumático. Los que son más veteranos en la empresa nos conocen desde pequeños. Yo empecé en el negocio hace 20 años en puestos de poca responsabilidad para ir conociendo cómo funcionaba el negocio al igual, que mis hermanos, y ahora cada uno tenemos diferenciada nuestra área de responsabilidad. Seguimos funcionando igual. La única diferencia es que mi padre me ha dado la confianza y el honor de ser la presidenta del grupo, lo que para mí es un reto maravilloso que afronto con muchísimas ganas y, sobre todo, con mucho cariño y respeto”.

-¿Cuáles son esos retos?
“Pues queremos seguir innovando. Consolidar muy bien las empresas que tenemos para afrontar el periodo que viene y trabajar en la sostenibilidad en el empleo y el medio ambiente. La innovación y las nuevas tecnologías serán para nosotros clave en los próximos años. Seguir creciendo en la medida que podamos hacerlo y captando talento. Estamos locos porque los jóvenes que salen de la Universidad tengan su primera experiencia laboral con nosotros. En definitiva, queremos seguir siendo una buena empresa canaria”.

-¿Cuesta encontrar empleados formados, especialmente en idiomas?
“Bueno, nosotros tenemos convenios con la universidad y escuelas, pero para serle sincera le tengo que reconocer que nos cuesta encontrar, sobre todo, gente formada en idiomas. Pero nuestra empresa abre las puertas a todo aquel que quiera trabajar, sea de donde sea. El 80% de nuestros empleados son canarios, y lo que hacemos es ofrecerles formación. Los propios trabajadores tienen la posibilidad de estudiar con nativos en la empresa. También tenemos preparadores físicos e incluso personal nuestro está dando clases en la Universidad de gastronomía. Estamos muy orgullosos. Y yo, incluso, voy a dar un máster de dirección de empresas”.

-Hay informes que aseguran que el 70% de las empresas familiares no llegan a la tercera generación. ¿Le pesa esta estadística?
“Nosotros desde el año 1999 tenemos prevista ya la incorporación de la tercera generación, cuando mi padre ni siquiera tenía nietos. Ahora tiene 6. Tenemos un protocolo familiar firmado desde el año 1999 y en el 2014 lo volvimos a renovar porque ya había seis miembros nuevos. No tenemos miedo. Mi padre siempre nos ha pedido lo mismo y lo vamos a respetar. Seguiremos siendo una empresa de naturaleza canaria y 100% familiar. Nuestros hijos están educados de la misma manera que nosotros. En no valorar la empresa como un privilegio, sino como una responsabilidad”.

-¿Qué ha aprendido de su padre? ¿Qué consejos le ha dado?
“Una cosa que nos dice mucho es que nosotros no somos dueños de la empresa. Lo somos todos y cada uno de nuestros compañeros de trabajo, porque al final, por mucho que hagamos si nuestros empleados no están a gusto con nosotros, no habrá que preocuparse, porque no habrá nada de qué preocuparse.Mire mi padre siempre ha sido un visionario. Ya en el año 2000 decía lo que iba a pasar en el año 2020”.

-El hecho de ser mujer e hija del dueño, ¿le ha provocado problemas?
“Bueno, hay que reconocer que las cosas, afortunadamente han cambiado, pero al principio cuando empecé a ir a las reuniones me preguntaban mucho si mi padre no tenía un hijo. El principie heredero existe, pero bueno mi padre tenía tres princesas herederas también. Lo único que nos pidió es que estudiásemos. Él no pudo hacerlo y estaba obsesionado con que nosotros lo hiciéramos. Siempre nos decía que quería que fuéramos unas mujeres de provecho, no de estar en casa. Pero le digo una cosa. Creo que la mujer que quiere y tiene la suerte de caer en una empresa que la valora, rompe ese techo de cristal, aunque yo lo llamaría más bien suelo pegajoso; donde los hombres van en patinete hacia los ascensos, y a las mujeres nos cuesta despegar los pies del suelo, pero le insisto, las cosas están cambiando. Ahora mismo, que estoy en Ashotel y soy vicepresidenta de la CEOE de Tenerife, percibo muchísimo respeto. Los empresarios, sobre todo de cierta edad, ya se están adaptando”.

-¿Qué esta ocurriendo en el mercado turístico? Bajan los turistas, las aerolíneas quiebran, la turoperación parece que nos está dando de lado… ¿Hay motivos para preocuparse? ¿Nos puede afectar?
“La verdad es que no sabemos qué va a pasar. Las estamos viendo venir. Las reservas están llegando con muchísimo más retraso que el año pasado por esta época. No hemos perdido la confianza en la turoperación porque, si no, ¡apaga y vámonos! Siguen apostando mucho por Canarias. No creo que seamos los culpables de la subida de precios. Tenemos un producto que es más caro, porque nuestros costes son más altos y los márgenes no dan para tanto. En mi opinión, tengo la sensación de que hemos perdido el tiempo. De que durante los años de vacas gordas no invertimos en infraestructuras en el destino turístico y ahora lo estamos pagando, porque ahora sí que no va a haber para invertir. Por eso, los turistas están viendo un destino que está agotado, que no ofrece calidad desde la puerta del aeropuerto hasta la puerta del hotel. Los hoteles sí que nos hemos gastado mucho dinero en renovaciones y en nuevas aperturas. Nosotros abrimos el GF Victoria Gran Lujo, pero tengo un problema. Y es que no tengo líneas regulares que me traigan al cliente de mi hotel, que vienen en clase bussines. Aún así, somos optimistas porque no estamos sacando las ofertas agresivas que tuvimos que sacar en plena crisis, casí matándonos por los clientes a las puertas del aeropuerto. No creo que lleguemos a esa época, pero sí que le pido más implicación a la administración pública y que no pida más esfuerzo a los hoteleros, que están haciendo y hemos hecho mucho”.

-¿Dependemos mucho de la turoperación?
“Mucho, pero no nos queda otra. Son ellos quienes tienen los aviones”.

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