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Niños de toda España que vencen al cáncer celebran la vida en Tenerife

La AECC trae a Tenerife a una treintena de adolescentes de toda España que han luchado durante años contra la enfermedad y que hoy disfrutan “intensamente de cada segundo”

No firman autógrafos ni les piden selfis como a Greta Thunberg, la activista medioambiental sueca que estos días visita Madrid. Pero a su misma edad firman una hoja de servicios propia de los grandes luchadores, de guerreros silenciosos que durante años -en algunos casos desde la cuna- han batido al cáncer que un mal día irrumpió en sus vidas sin saber cómo ni por qué, cuando ni siquiera tenían uso de razón.

Jorge, Silvia, Celia, Regina y Alejandro forman parte del grupo de 28 adolescentes, peninsulares y canarios, que pasan unos días en el sur de Tenerife invitados por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en su proyecto de Colonias de Invierno. Los chicos entraban el pasado jueves eufóricos al hotel Paradise Park de Los Cristianos (Arona), cuartel general de las minivacaciones, arrastrando sus maletas e intercambiando abrazos en recepción. Por delante, tres días de diversión para navegar en barco pirata, conducir karts, subir al Teide y lanzarse por los toboganes del Siam Park. DIARIO DE AVISOS fue testigo de su llegada y habló con algunos de estos héroes juveniles durante su estancia.

“La vida me ha enseñado a vivirla de otra forma distinta a cualquier persona que no ha pasado por lo que me ha tocado a mí”, explica Celia, grancanaria de 16 años, que superó una leucemia que le diagnosticaron “desde muy pequeñita”. Confiesa que “lo más importante es ser feliz y disfrutar de la vida, porque hay personas que con mi enfermedad han fallecido y a mí también me podía haber tocado”.

Ahora, en la flor de la vida, sueña con ser diseñadora de moda e interiores, pero, por encima de todo, subraya, demostrando que el optimismo es un rasgo de su personalidad, la lección que ha aprendido todos estos años. “Yo no me arrepiento de haber tenido la enfermedad, porque soy de las que creo que todo en la vida pasa por algo. Si no me hubiera ocurrido esto, no hubiese sido la persona que soy ahora ni hubiera conocido a mis compañeros”.

Silvia, de 16 años, natural de Los Realejos, ha librado una batalla contra un teratoma, un tumor encapsulado de células, que la obligó a pasar por el quirófano poco después de venir al mundo. Ajena entonces a su calvario, confiesa que “tengo pocos recuerdos de pasarlo mal, pero no olvido a los médicos y las revisiones”. Hoy, en plena juventud, no duda en afirmar que “la enfermedad me ha ayudado a ver las cosas desde otro punto de vista, a poder expresarme y decir lo que quiero, ponerle más ganas a todo lo que me propongo y no quedarme con el qué hubiera pasado si…”

Cuando se le pregunta qué consejo daría a otros adolescentes inmersos en procesos oncológicos, esta futura arquitecta, amante de las carreras de coches, recomienda “aprender a vivir con ello, aceptar la realidad, sin perder fuerzas en rechazarla, intentar evadirse con la gente que más quieren y practicar alguna actividad o deporte que les distraiga”.

Alejandro, barcelonés de 16 años que reside en Sabadell, comenzó su batalla a los 11 años contra un linfoma de Hodkin, un mal que ataca a las defensas del organismo y que, confiesa, le ha servido para “valorarlo todo”. “Aprendes a disfrutar cada segundo con muchísima intensidad”, apunta, y aconseja, en el cara a cara contra el mal, “mantener la cabeza fría, ser fuerte y pensar en positivo siempre, porque es verdad que existe un riesgo, pero es muy probable que se salga de esta situación”. Su experiencia personal le hace ahora plantearse dedicarse profesionalmente a la medicina oncológica, al igual que su paisana Regina, de 17 años, que desde pequeña siempre quiso ser médico o enfermera y que en el futuro se ve con bata blanca recorriendo la planta de oncología infantil de un hospital.

prioridades

Tras vencer un sarcoma sinovial en el tórax, “un tipo de cáncer poco frecuente que afecta a las partes blandas”, detectado a los 11 años, a Regina su sufrimiento también le ha ayudado a aclarar su escala de prioridades. “Lo que más me ha aportado la enfermedad es saber lo que realmente importa. Desde que te pasa algo así, tu punto de vista sobre la vida cambia, te das cuenta de lo verdaderamente importante que pasa en tu entorno y aprendes a priorizar”, indica.

Esta joven de Hospitalet apela a la paciencia a la hora de encarar un tratamiento oncológico. “Es verdad que hay días en los que el mundo se te viene encima, lo ves todo negro y eres consciente de que los demás pueden hacer cosas que tú no puedes. Pero de todo se sale, ya llegará ese momento, tiempo al tiempo”.

Jorge sufrió leucemia a los 8 años. “A esa edad no te enteras mucho, sabes que estás malito, aunque ignoras el porqué”, afirma este grancanario que acaba de cumplir la mayoría de edad y que convirtió su experiencia en quirófanos, consultas y revisiones en un soporte para “reforzar valores, valentía y solidaridad” y ayudar a otros compañeros enfermos. Jorge, apasionado del deporte que empezará el próximo año la carrera de periodismo, reconoce que es “difícil” dar un consejo a cualquier persona que se topa con un obstáculo como el que se interpuso en su camino a tan temprana edad. “Sobre todo, buscar el apoyo de la familia, que siempre está ahí, y de los amigos, y disfrutar de cada momento”.

más adultos

Sara Oliveros, psicóloga de la AECC, destaca la “enorme” capacidad de adaptación de los menores ante una realidad “para la que nadie está preparado y menos a esas edades”. “Desde el momento en que se diagnostica la enfermedad, las preguntas que se hacen no tienen nada que ver con las que se hacían hasta ese momento”. La especialista, que acompaña a los 28 menores estos días junto a otra profesional de la psicología, un enfermero y un monitor, sostiene que “el hecho de vivir una experiencia tan dura, donde te cuestionas incluso la posibilidad de que no puedas ver tus sueños hechos realidad, te obliga a madurar mucho antes. Estos chicos son más adultos, porque han tenido que reflexionar sobre cosas que otros adolescentes no lo harán, probablemente, nunca”.

La enfermedad no es un tema de conversación tabú entre ellos. Al contrario, explica la psicóloga, lo que más valoran es el encuentro con sus compañeros, con los que hablan sin pudor de sus historiales médicos. “Saben que la otra persona ha pasado por lo mismo, ya sea una leucemia o un tumor cerebral, por eso les resulta muy reconfortante que el otro les entienda, así no se sienten bichos raros”. Un extremo que corrobora Celia, desde su abrumadora juventud: “Siempre es bueno compartir sueños y objetivos con personas que piensen igual que tú”.

“LAS GANAS DE VIVIR SON CLAVES PARA VENCER AL CÁNCER”

Las colonias de invierno en Tenerife surgieron hace 13 años como complemento a los campamentos de verano de Lleida, en marcha desde 1999, donde participan niños de entre 7 y 15 años. La Asociación Española Contra el Cáncer de Santa Cruz de Tenerife creó en 2007 un formato más vacacional durante el puente de la Constitución aprovechando las condiciones meteorológicas de las Islas. El presidente provincial de la AECC, Andrés Orozco, recuerda que, además de la prevención y la investigación, la tercera palanca para vencer al cáncer y “probablemente la más importante” son las “ganas de vivir” y la “ilusión por compartir con las familias los buenos momentos y poder soñar juntos con un futuro de esperanza”. “Subrayo las ganas de vivir de esos niños y jóvenes que nos visitan estos días, y el coraje de sus padres y hermanos, verdaderos héroes en esta lucha. Su ejemplo es la mayor fuente de motivación para los voluntarios de esta asociación, a la cual me honro en pertenecer”, manifestó Orozco, que recuerda que “los hijos te hacen entender la vida de otra manera y cuando nacen te enseñan de una vez y para siempre que la prioridad son solo ellos”.

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