Rock Royalty en Hard Rock Hotel Tenerife

Una cosa es ser una estrella del rock y otra muy distinta es ser una «leyenda del rock»

Hacía más de 40 años que no nos veíamos. Adán se marchó a península por trabajo y nos perdimos la pista después de algún tiempo. Desde pequeños siempre nos habíamos reunido entorno a una radio para escuchar los temas de rock del momento. Y es que un día paseando por Playa Paraíso no di crédito, sentado en un banco mirando al mar, con una camiseta de los Rolling Stones, allí estaba: mi amigo y compañero de fatigas, de tardes interminables aprendiendo a tocar la guitarra: Adán.

Hard Rock Hotel Tenerife

Ahora, desde el piso 12 de la Torre Nirvana de Hard Rock Hotel Tenerife, esperaba el momento de reencontrarme con él impaciente en la recepción VIP. Como si se tratase del mismísimo Mick Jagger, apareció con sus gafas de sol, su pelo blanco y unas baquetas colgadas del cuello. Habíamos elegido pasar un fin de semana como auténticas estrellas del rock en Rock Royalty para ponernos al día después de tantos años. Una auténtica experiencia premium, con habitaciones de diseño exclusivo y servicios VIP.

La jornada comenzó compartiendo el exclusivo desayuno en Rock Royalty Lounge, desde el que se podían disfrutar de unas increíbles vistas al mar. A esta edad, la comodidad es lo primero y es que gracias al personal de Hard Rock Hotel Tenerife nuestra reserva incluía el servicio exclusivo de hacer y deshacer el equipaje, un pin de bienvenida Rock Royalty, servicio de planchado y el acceso gratuito al circuito termal en Rock Spa, entre otros.

¿Hay algo mejor que ser un VIP?

Hard Rock Hotel Tenerife

Una de las noches decidimos reservar en el restaurante Montauk de Hard Rock Hotel Tenerife para probar sus solomillos y Rib-Eye cocinados sobre una parrilla con brasas de carbón y lo maridamos con vino de la tierra que nos vio nacer. Brindamos por la vida, llegando al acuerdo de que el próximo año volveríamos a vivir la experiencia Rock Royalty, esta vez, acompañados por nuestras señoras para que ellas se pudieran conocer y se contagiaran de las auténticas leyendas del rock.

¡Porque mimarse a estas alturas de la vida debería ser de obligado cumplimiento!