La seguridad alimentaria es el gran caballo de batalla de la industria en España. Evitar que cualquier producto pueda causar un perjuicio a los consumidores, ya sea a través de un caso de contaminación cruzada o por una negligencia, es uno de los grandes retos a los que se enfrenta a diario. Los controles son cada vez más numerosos y estrictos, pero lo cierto es que el riesgo cero no existe, y cualquier descuido puede tener unas consecuencias nefastas. Detectarlo a tiempo puede ser clave.
Es lo que ha ocurrido con un lote de productos de la empresa Lactalis Nestlé Productos Frescos (LNPF), que ha detectado la presencia de «pequeñas cantidades de agua oxigenada», utilizada para la desinfección del envase antes del llenado de producto en el interior. Esta sustancia, según un comunicado publicado por la propia compañía, podría provocar «un sabor picante e irritación en la boca», por lo que se ha procedido a la retirada de los productos afectados y se ha comunicado la incidencia a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan), que también ha emitido un comunicado.
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