Un reciente descubrimiento por arqueólogos en una cueva submarina en la isla de Mallorca ha proporcionado evidencia sorprendente de que los seres humanos estuvieron presentes en la isla hace aproximadamente 5.600 años, mucho antes de lo que se había pensado. Este hallazgo, realizado por un equipo de arqueólogos, geólogos y científicos de la Universidad del Sur de Florida, ha cambiado por completo la comprensión de la historia humana en el Mediterráneo occidental.
Durante décadas, los arqueólogos se habían preguntado por qué, a pesar de la cercanía de Mallorca al continente, no se encontraban indicios de asentamientos humanos tan tempranos como en otras islas más pequeñas y alejadas. Sin embargo, la reciente evidencia descubierta en la cueva Genovesa parece ofrecer una respuesta a ese enigma histórico.
En el año 2000, un equipo de arqueólogos y geólogos se sumergió en los pasadizos sumergidos de la cueva Genovesa, una cueva con formaciones de calcita impresionantes, resultado de miles de años de interacción entre el agua y la roca. A medida que avanzaban en su investigación, los arqueólogos encontraron una estructura sorprendente: un puente de piedra de unos 25 pies de largo, construido con grandes bloques de piedra caliza. Esta construcción, aunque sumergida bajo el agua, se conserva en excelente estado y sugiere un alto grado de sofisticación por parte de los primeros colonos humanos de la isla.
Según los arqueólogos y geólogos responsables del estudio, la presencia de este puente y otros artefactos encontrados en la cueva demuestran que los primeros humanos en Mallorca reconocieron la importancia estratégica de la cueva y construyeron infraestructura para aprovechar sus recursos. El profesor de geología Bogdan Onac, líder del equipo de investigación, explicó que este descubrimiento subraya lo adelantados que estaban estos pueblos en términos de organización y uso de los recursos naturales.
Los arqueólogos de todo el mundo siguen este descubrimiento de cerca
La construcción del puente, que no se realizó con mortero ni cemento, consistía en la apilación de grandes bloques de piedra y la colocación de rocas planas, algunas de más de cinco pies de largo, para crear un acceso a una cámara seca en el interior de la cueva. Arqueólogos han identificado que la cerámica hallada en la cueva pertenece al período Naviforme, que data de entre 3.550 y 3.000 años atrás, lo que permitió deducir que el puente fue construido antes de esa época.
Sin embargo, las formaciones geológicas en la cueva y una banda clara en el puente, similar a un anillo de bañera, permitieron a los geólogos estimar su antigüedad con mayor precisión, situando su construcción hace unos 5.600 años.
Este hallazgo ha obligado a los arqueólogos a replantear la cronología de la ocupación humana en Mallorca y el Mediterráneo occidental en su conjunto. Hasta ahora, la evidencia más antigua sugería que los primeros humanos llegaron a la isla hace unos 4.400 años, pero el descubrimiento del puente en la cueva Genovesa ha desplazado esa fecha unos 2.000 años atrás. Algunos arqueólogos especulan que la actividad humana en Mallorca podría remontarse incluso a hace 9.000 años, basándose en huesos y cerámica descubiertos en otros sitios, aunque las dificultades para conservar y datar esos materiales han dejado esa teoría en un estado incierto.
El aumento del nivel del mar en los últimos 6.000 años sumergió gradualmente partes de la cueva, pero la estabilidad del nivel del agua durante un período prolongado permitió que los arqueólogos analizaran las estructuras y dataran los hallazgos con precisión. La colaboración entre geólogos y arqueólogos fue clave en este proceso, ya que el estudio de las formaciones de calcita y la geología marina fue fundamental para confirmar la antigüedad del puente. El profesor Onac señaló que este descubrimiento subraya la importancia de la cooperación interdisciplinaria para resolver enigmas históricos que llevan desconcertando a los arqueólogos durante años.
El hallazgo también sugiere que los primeros humanos en Mallorca poseían un grado considerable de organización social y habilidades técnicas, ya que construir un puente de este tipo requería planificación, mano de obra coordinada y conocimiento de los recursos disponibles. Arqueólogos creen que la cueva no solo sirvió como un refugio, sino que también pudo haber sido un lugar de importancia cultural o ritual para los primeros habitantes de la isla.
Además del puente, los arqueólogos encontraron cerámica, huesos y otros artefactos que proporcionan más evidencia de la actividad humana en la cueva. Estos objetos no solo ayudan a entender mejor el día a día de los primeros habitantes de Mallorca, sino que también ofrecen pistas sobre sus interacciones con otras culturas de la región. El análisis de estos materiales sigue en curso, pero los arqueólogos esperan que puedan arrojar luz sobre los intercambios comerciales y culturales entre las diferentes comunidades del Mediterráneo durante ese tiempo.
El descubrimiento del puente en la cueva Genovesa es solo el comienzo de lo que podría ser una reevaluación más amplia de la prehistoria en Mallorca y otras islas del Mediterráneo. Arqueólogos están ansiosos por continuar con las investigaciones en la zona, con la esperanza de descubrir más estructuras y artefactos que puedan proporcionar una imagen más completa de los primeros asentamientos humanos en la región.
Este hallazgo en esta cueva es significativo no solo por su antigüedad, sino también por lo que revela sobre la capacidad de adaptación y supervivencia de los primeros humanos en entornos insulares. Arqueólogos creen que los colonos de Mallorca no solo eran expertos en la navegación, sino que también comprendían bien los recursos naturales de su entorno y sabían cómo utilizarlos para garantizar su supervivencia.
A medida que los arqueólogos continúan explorando la cueva y sus alrededores, esperan que este puente sumergido siga ofreciendo nuevas pistas sobre la vida de los primeros habitantes de Mallorca.