El fondo de algunas de las masas de agua más grandes del mundo puede contener misterios perdidos en el tiempo para arqueólogos e invesrigadores. A veces, esos misterios perdidos hace mucho tiempo pueden volver a ver la luz gracias a los arqueólogos.
Uno de los descubrimientos más recientes realizados por arqueólogos británicos incluye lápidas medievales halladas cerca de un antiguo naufragio. La Universidad de Bournemouth anunció este descubrimiento en un comunicado de prensa, afirmando que encontraron las lápidas en la Bahía de Studland, frente a la costa de Dorset.
Se cree que las lápidas han estado en el fondo del Canal de la Mancha durante casi 800 años. Sorprendentemente, las lápidas permanecieron bien conservadas en las turbias aguas. Las imágenes muestran que, a pesar de los siglos transcurridos, las lápidas se encuentran en buen estado, aunque una de las losas está cubierta de percebes.
«Las losas, talladas en mármol de Purbeck, formaban parte del cargamento del naufragio histórico más antiguo de Inglaterra, que se hundió frente a la costa de Dorset durante el reinado de Enrique III en el siglo XIII», explicaba el comunicado de prensa (a través de Fox News). Durante casi dos horas, los arqueólogos marítimos trabajaron para llevar las piedras de vuelta a la superficie. Una de las piedras mide casi 1.5 metros y pesa aproximadamente 70 kilogramos.
Arqueólogos e investigadores continúan investigado el descubrimiento
«La otra losa, mucho más grande, está en dos piezas, con una longitud combinada de dos metros y un peso de alrededor de 200 kilogramos», afirma el comunicado de prensa. Las losas pesan aproximadamente 70 y 200 kilogramos, respectivamente. Las marcas en las lápidas indican que Enrique III destinaba estas tumbas a importantes miembros de su clero. Enrique III, hijo de Juan sin Tierra, subió al trono en 1216 y reinó hasta su muerte en 1272.
El comunicado añadió: «Ambas losas presentan cruces cristianas talladas, que eran populares en el siglo XIII, y el equipo de investigación cree que estaban destinadas a ser tapas de ataúdes o monumentos de cripta para individuos de alto estatus en el clero». Tom Cousins, un arqueólogo que dirigió el estudio, explica que las piedras pudieron haber sido transportadas en el barco donde se encontraron, razón por la cual fueron descubiertas en las profundidades del Canal de la Mancha.
«El naufragio ocurrió durante el apogeo de la industria de la piedra de Purbeck, y las lápidas que tenemos aquí eran un monumento muy popular para obispos y arzobispos en todas las catedrales y monasterios de Inglaterra en ese momento», explicó. Cousins afirma que el tipo de piedra de las losas se encuentra en la Abadía de Westminster, la Catedral de Canterbury y la Catedral de Salisbury.
Afortunadamente, este estudio no encontró cuerpos bajo las lápidas, lo que sugiere que nunca llegaron a su destino final. «Aunque el mármol de Purbeck se extraía cerca del Castillo de Corfe [en Dorset], siempre ha habido un debate sobre cuánto trabajo se hacía aquí y cuánto en Londres», añadió Cousins.
«Ahora sabemos que definitivamente se tallaban aquí, pero no se habían pulido hasta obtener el acabado brillante habitual en el momento en que se hundieron, por lo que aún hay más que podemos aprender».
El hallazgo es un testimonio fascinante de la destreza de los artesanos medievales y de la importancia de la industria de la piedra de Purbeck en ese período. Los arqueólogos han resaltado la relevancia de estos descubrimientos, que proporcionan una visión valiosa de las prácticas funerarias y comerciales de la Inglaterra del siglo XIII.
El proceso de recuperación de las lápidas fue meticuloso y lleno de desafíos. Los arqueólogos marítimos, enfrentando condiciones difíciles, utilizaron tecnología avanzada para localizar y extraer las losas del fondo marino. Este esfuerzo conjunto de arqueólogos, investigadores y científicos ha permitido no solo la recuperación física de las lápidas, sino también la recopilación de datos cruciales para entender mejor su contexto histórico.
Los arqueólogos están ahora en el proceso de analizar las inscripciones y los detalles de las tallas en las lápidas. Este análisis ayudará a los investigadores a confirmar las identidades de los individuos para quienes se tallaron estas losas, así como a obtener una mejor comprensión de las rutas comerciales y los métodos de transporte de la época.
La preservación de las lápidas en el entorno marino plantea interesantes preguntas sobre las condiciones específicas del fondo del Canal de la Mancha. Los científicos están estudiando cómo las características químicas y físicas del agua pudieron haber contribuido a la conservación de las piedras durante tantos siglos. Este conocimiento puede ofrecer nuevas perspectivas sobre la conservación de otros artefactos arqueológicos sumergidos.
El descubrimiento de estas lápidas medievales también ha despertado un renovado interés en la historia náutica de Inglaterra. Los arqueólogos marítimos continúan explorando los restos del naufragio y sus alrededores en busca de más pistas sobre la vida y las actividades en la época de Enrique III. Cada nuevo hallazgo enriquece nuestra comprensión del pasado y subraya la importancia de la arqueología en la preservación de nuestro patrimonio cultural.
El éxito de esta expedición arqueológica destaca el valor de la colaboración interdisciplinaria. La combinación de la experiencia de arqueólogos, científicos y otros investigadores ha sido crucial para desentrañar los secretos ocultos bajo las aguas de la Bahía de Studland. Este esfuerzo conjunto no solo ha revelado un capítulo olvidado de la historia medieval, sino que también ha sentado las bases para futuras exploraciones y descubrimientos en la región.
Este hallazgo es un recordatorio poderoso del poder de la arqueología para iluminar nuestro pasado y conectar a las generaciones presentes con las historias y tradiciones de épocas anteriores.