El enigma de los orígenes para los arqueólogos de las enormes piedras sarsen de Stonehenge, uno de los mayores misterios de la arqueología, ha encontrado finalmente una respuesta. Este hallazgo, publicado recientemente en Science Direct, es el resultado de un estudio dirigido por el geomorfólogo David Nash, cuyo equipo ha utilizado los últimos avances tecnológicos para trazar el origen exacto de las piedras sarsen que componen el icónico monumento prehistórico. Stonehenge, ubicado en el condado de Wiltshire, Inglaterra, ha cautivado durante siglos la imaginación de científicos y curiosos por igual, y la pregunta de dónde provinieron sus enormes bloques de piedra ha sido una incógnita hasta ahora.
El estudio de Nash se centró en una muestra histórica de Stonehenge obtenida en la década de 1950 durante trabajos de restauración en el monumento. Curiosamente, esta muestra había desaparecido del Reino Unido y estuvo guardada en Florida durante años, hasta que regresó a Inglaterra y fue puesta a disposición de English Heritage.
La vuelta de esta pieza clave hizo posible que Nash y su equipo llevaran a cabo el análisis más exhaustivo realizado hasta la fecha, aplicando técnicas de espectrometría y geoquímica avanzada. Este análisis reveló que la composición de las piedras sarsen coincide con la de las rocas ubicadas en West Woods, un área situada al sur de Marlborough, en Wiltshire.
El hallazgo de Nash sugiere que los constructores de Stonehenge no solo seleccionaron piedras de una región específica, sino que probablemente idearon una ruta cuidadosamente planificada para transportar estas imponentes piedras sarsen hasta el sitio del monumento. Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para comprender la monumental logística detrás de Stonehenge para los arqueólogos, así como los motivos que pudieron llevar a los habitantes del Neolítico a emplear piedras sarsen de una ubicación tan específica y, en algunos casos, distante.
Según el equipo de investigación, las piedras más grandes, conocidas como megalitos, fueron trasladadas desde West Woods a través de un camino que debió ser extremadamente desafiante para los arqueólogos.
Para Nash, los avances en la ciencia del siglo XXI han sido decisivos en este trabajo, permitiendo a los científicos analizar a fondo las características geológicas de Stonehenge.
Aunque las piedras más pequeñas, denominadas piedras azules, ya habían sido vinculadas previamente a las colinas Preseli en Gales, las piedras sarsen, que constituyen la estructura principal, habían evadido cualquier intento de localización exacta hasta ahora. La reciente identificación de West Woods como fuente de las piedras sarsen brinda una nueva perspectiva sobre los conocimientos de los constructores del Neolítico sobre geología y sus capacidades para mover colosales bloques de piedra.
La precisión en la identificación del lugar de origen de las piedras sarsen permite a los arqueólogos recrear rutas probables que estos antiguos constructores podrían haber seguido para llevar las piedras hasta Stonehenge. Según Susan Greaney, historiadora de propiedades senior en English Heritage, los constructores probablemente seleccionaron las piedras sarsen más grandes dentro de un rango razonable de la construcción para los arqueólogos.
La elección de estas piedras no solo sugiere una alta apreciación de su tamaño y durabilidad, sino también una planificación cuidadosa de los recursos necesarios para transportarlas desde West Woods hasta el sitio donde fueron erguidas según explican varios arqueólogos.
El descubrimiento también arroja luz sobre el complejo contexto cultural en el que se construyó Stonehenge. Las piedras sarsen, que son extremadamente duras y resistentes a la erosión, debieron tener un valor especial en términos simbólicos o rituales, lo que explicaría el esfuerzo invertido en transportarlas desde una distancia significativa.
A través de este hallazgo, los científicos y arqueólogos comienzan a descifrar la razón por la que los constructores seleccionaron las piedras sarsen de esta área en particular, lo que sugiere que podrían haber atribuido un significado especial al lugar de origen de las piedras que hoy conforman el monumento de Stonehenge para los arqueólogos.
Stonehenge aún tiene secretos por descubrir por los arqueólogos
La muestra de piedra según los Arqueólogos, sometida a un análisis exhaustivo que incluyó una detallada identificación de elementos químicos, demostró que los sarsen de Stonehenge comparten una firma geoquímica única con las formaciones de West Woods. Esto proporciona la evidencia concluyente que los arqueólogos necesitaban para ubicar el lugar exacto de origen de los sarsen, algo que hasta ahora se consideraba una incógnita en la historia de Stonehenge.
Esta revelación supone un avance significativo en la arqueología, proporcionando una pieza crucial para comprender cómo se planificó y ejecutó la construcción de Stonehenge hace miles de años.
Este hallazgo no solo responde a una pregunta antigua, sino que también abre nuevas líneas de investigación. La confirmación de West Woods como la cantera original de los sarsen plantea nuevas interrogantes sobre los métodos empleados para el transporte y la disposición de estas enormes piedras en Stonehenge para los arqueólogos.
A través de experimentos con modelos y estudios en sitios cercanos, los arqueólogos intentan recrear las técnicas de transporte que los habitantes del Neolítico pudieron haber utilizado, desde el uso de rodillos y trineos hasta sofisticadas técnicas de carga y descarga. Aunque las teorías sobre la construcción de Stonehenge abundan, la identificación de West Woods como la fuente de las piedras proporciona a los científicos una base sólida para evaluar la viabilidad de diferentes métodos de transporte.
Los estudios actuales también están empezando a considerar el papel que el entorno pudo haber jugado en la decisión de trasladar las piedras sarsen desde West Woods. La región alrededor de Stonehenge y West Woods posee características geológicas y ecológicas específicas, que podrían haber influido en la selección de este tipo de piedra que estudian los arqueólogos.
La composición resistente de los sarsen, formada principalmente por cuarzo, ofrece una durabilidad excepcional, una cualidad que los antiguos habitantes de la región seguramente reconocían y valoraban. Stonehenge, construido en gran parte con estas piedras de cuarzo, ha resistido el paso del tiempo, lo que subraya la comprensión avanzada de los constructores en cuanto a materiales de larga duración.
La reubicación según los arqueólogos de esta muestra en suelo británico ha sido fundamental para resolver el misterio de los sarsen de Stonehenge. Gracias a los análisis que los científicos pudieron realizar, la historia detrás de la construcción de este monumento prehistórico ha adquirido una dimensión mucho más concreta. Hoy, Stonehenge se presenta no solo como un lugar de observación astronómica y ritual, sino también como una hazaña de planificación y logística que implicó un conocimiento profundo de la geología y una visión clara de la trascendencia que las piedras sarsen tendrían en el tiempo.
Con cada descubrimiento, Stonehenge sigue desvelando fragmentos de su historia. Desde el trazado de rutas de transporte hasta la conexión simbólica entre el monumento y las tierras de donde proceden las piedras, el trabajo de Nash y su equipo ha proporcionado una nueva narrativa sobre la construcción de Stonehenge. Este antiguo monumento se erige, más de 4.000 años después, como testimonio de las habilidades y la visión de una civilización que reconoció el poder perdurable de las piedras sarsen.