Una joya de 3.000 años de antigüedad en un despliegue de riqueza histórica y cultural que resuena a través de los milenios, Arabia Saudita ha desvelado uno de sus tesoros más guardados: AlUla, un oasis de historia y belleza natural que se extiende sobre una vasta región de 22,561 kilómetros cuadrados. Esta área, hasta hace poco velada al escrutinio y disfrute público, ha sido reconocida por su valor inestimable, albergando el sitio de Hegra, el primer enclave saudí en ser consagrado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Conocida por sus vastos y exuberantes valles, montañas de arenisca que se alzan imponentes hacia el cielo, y vestigios de civilizaciones que marcaron épocas, AlUla de 3.000 años de antigüedad se presenta como una cápsula del tiempo que ha preservado con celo los secretos de sus antiguos habitantes. En 2019, este reino de misterio histórico de 3.000 años de antigüedad abrió sus puertas a los ojos del mundo, marcando un hito en la política turística de Arabia Saudita al permitir, por primera vez, la emisión de visas para viajes no religiosos.
Situada en la provincia de Medina, AlUla se erige como testimonio de la prosperidad y la estratégica ubicación que la convirtió en sede de poderosos reinos como los de Dadan y Lihyan, que se remontan a los años 800 y 100 antes de Cristo, respectivamente. La antigua ciudad de Dadan, reconocida por su avanzado desarrollo urbano de 3.000 años de antigüedad, fue un vibrante centro de comercio, especialmente famoso por su papel en la ruta del incienso que conectaba Egipto, Mesopotamia y el Mediterráneo de 3.000 años de antigüedad.
Hegra, por su parte, se destaca como la joya de la corona de AlUla. Este antiguo asentamiento del Reino Nabateo, conocido por sus cerca de 100 tumbas meticulosamente talladas en roca, ofrece una ventana al pasado glorioso de una civilización que extendió su influencia desde el sur de Jordania hasta el noroeste de Arabia. Las investigaciones sugieren que este sitio no solo fue un importante centro cultural y comercial, sino también un bastión meridional en la expansión del Imperio Romano tras la anexión de los Nabateos en el año 106 d.C.
Arabia Saudita alberga un sitio histórico fascinante, anteriormente inaccesible, de más de 3.000 años de antigüedad: AlUla o al-Ula.
Entre estos monumentos, se destaca Qasr al-Farid, una tumba inacabada que, a pesar de no haber sido completada, se erige como un testimonio del arte y la maestría de los nabateos. Las inscripciones sugieren que pudo haber pertenecido a un miembro prominente de esta civilización, marcando el sitio con el sello de la importancia histórica y cultural.
Además de Hegra, AlUla es hogar de otros símbolos de la naturaleza y la historia, como la Roca del Elefante, Jabal AlFil, una formación rocosa natural cuya magnificencia se revela especialmente bajo el resplandor del atardecer. Este monumento natural se convierte en un espectáculo de luz y sombras que captura la imaginación de todo aquel que lo visita, evocando la grandeza de las fuerzas naturales que lo esculpieron a lo largo de milenios.
La apertura de AlUla de 3.000 años de antigüedad ha desatado una ola de descubrimientos arqueológicos que prometen redefinir nuestra comprensión de la región y sus antiguos habitantes. Desde el inicio de las excavaciones en 2019, cada hallazgo ha contribuido a esbozar una imagen más completa y dinámica de este cruce de caminos de civilizaciones, revelando la complejidad y el dinamismo de una región que fue mucho más que un mero escenario para el tránsito de mercancías y culturas.
Estas investigaciones, lideradas por figuras como la Dra. Rebecca Foote, están desentrañando capas de historia que hablan de la interacción entre los pueblos, sus movimientos y asentamientos a lo largo del valle de AlUla, ofreciendo perspectivas frescas sobre la evolución de estas comunidades y su legado en la historia humana.
La revelación de AlUla de 3.000 años de antigüedad al mundo no es solo un acto de apertura turística; es una invitación a repensar nuestra historia compartida, a maravillarnos ante la capacidad humana para adaptarse, prosperar y dejar una huella imborrable en el lienzo del tiempo. Con cada piedra tallada, cada monumento y cada paisaje, AlUla narra historias de ingenio, fe, comercio y comunidad que, aunque enraizadas en el pasado, resuenan con preguntas y lecciones que son eternamente pertinentes.