Las familias eligen más este modo de viajar y el teletrabajo permite alejarse de las grandes ciudades por temporadas
El alquiler vacacional en Cantabria está experimentando un fuerte auge en su popularidad turística y se valora cada vez más por la gran extensión de sus playas, además de su combinación mar y montaña o su gastronomía basada en productos locales a buen precio. A estas características se suma la notable mejora de la climatología, por lo que muchos llegan huyendo de los 40 grados y encuentran en esta región norteña la temperatura ideal, amparados bajo un sol con nubes.
El sector de la hostelería fue el primer beneficiario del alza de los datos de ocupación en Santander y el arco de la bahía, con Pedreña, Galizano, Suesa o Noja como referentes. Las empresas de alquiler vacacional han fortalecido su presencia, como es el caso de La Machina Santander. Su fundadora, Ana Aguilar, explica que “el objetivo es rentabilizar las viviendas en propiedad, dando siempre un servicio de lujo y siguiendo todos los pasos legales para que este sueño no acabe siendo algo farragoso y complicado”.
Según la CEO de la La Machina Santander, la elevada oferta de viviendas destinadas al alquiler vacacional también incide en que los requisitos no siempre estén al nivel esperado por la familia inquilina, algo que cuida mucho la agencia La Machina Santander, donde “cumplir con los estándares de confort, con un gusto exquisito y el cuidad de cada destalle”, es una de las premisas con las que se trabaja. “No podemos olvidar que se trata de las vacaciones de nuestros clientes y todo en la vivienda tiene que propiciar un clima de ocio, descanso y disfrute”, añadió su directora.
El negocio del alquiler vacacional se ha extendido a todo el año y con ello se consigue la tan ansiada desestacionalización del turismo en la región, algo promovido por todos los gobiernos y ayuntamientos.
Los viajeros no solo visitan Cantabria en los meses veraniegos, sino que con esta nueva forma de viajar, también acuden los fines de semana durante todo el año, los puentes y fuera de temporada.
Nunca se ha viajado de una forma tan personalizada y adaptada a las necesidades individuales de cada familia o viajero, y en buen parte, es una tendencia que crece a raíz de la proliferación de los alquileres de corta estancia. Los datos a nivel nacional revelan que las viviendas de alquiler vacacional reciben inquilinos 19 días al mes.
Además, desde la pandemia se ha instaurado la intensificación del teletrabajo y son cada año más los que prefieren alejarse de las grandes ciudades por temporadas y trabajar cerca del mar o de la montaña, allá donde el estrés no llega tanto. Por ello, desde mayo el negocio de los alquileres vacacionales empiezan a despuntar y los inquilinos de corta estancia cada vez anticipan más sus reservas. Como resultado, los beneficios económicos nos se concentran solo en las grandes urbes y las poblaciones locales notan este fortalecimiento en sus economías.
El aumento de la demanda también se ha notado en un incremento moderado de los precios del alquiler de corta estancia, de forma que una vivienda de alquiler para cuatro personas ronda los 130 euros la noche, aunque varía mucho si es en temporada alta. En las zonas de playa al subida ronda un 10% con respecto a años pre-pandemia covid.