Un grupo de científicos bajo las montañas del Cáucaso Occidental se oculta un escenario tan inhóspito que parece sacado de otro planeta. La cueva Veryovkina, la más profunda conocida en la Tierra, se hunde 2.212 metros bajo la superficie y desafía los límites de la exploración humana. En su interior, la oscuridad absoluta, las temperaturas gélidas y las cascadas implacables convierten cada expedición en un reto mortal. Sin embargo, para los científicos, este abismo representa una oportunidad única de entender cómo la vida puede resistir en condiciones que parecen imposibles.
Descubierta en 1968, la cueva no reveló su verdadera magnitud hasta décadas después, cuando tras casi 30 expediciones los exploradores alcanzaron su fondo. Allí, encontraron un laberinto de pozos verticales y pasadizos estrechos donde la humedad y la presión atmosférica hacen aún más difícil la supervivencia. Para los científicos, Veryovkina es un laboratorio natural que permite estudiar tanto la geología extrema como los límites de la biología.
Las tragedias no han sido ajenas a la historia de esta cueva. En 2018, un buceador ruso murió atrapado por una inundación repentina en sus profundidades, y en 2021, el explorador Sergei Kozeev falleció por hipotermia a más de 1.100 metros. Estas muertes recuerdan que Veryovkina no solo es un desafío físico, sino también un entorno donde cualquier error puede ser fatal. Para los científicos, documentar estos riesgos es esencial para diseñar mejores protocolos de seguridad en futuras expediciones.
En una ocasión, un equipo de National Geographic, liderado por el fotógrafo Robbie Shone, estuvo a punto de perecer cuando una oleada de agua arrasó los túneles durante más de 20 horas. Los espeleólogos escaparon colgándose de cuerdas bajo la fuerza de cascadas que transformaron su campamento en una tumba inundada. Para los científicos, estos episodios de inundación ofrecen pistas sobre cómo circula el agua en sistemas subterráneos tan profundos.
Un laboratorio natural para científicos
Más allá del peligro, Veryovkina fascina a los científicos porque alberga organismos capaces de sobrevivir en condiciones extremas. Insectos sin ojos, crustáceos ciegos y escarabajos incoloros viven en total oscuridad, alimentándose de hongos microscópicos u otros restos arrastrados por corrientes subterráneas.
Entre las especies más sorprendentes están el Plutomurus ortobalaganensis, el animal terrestre más profundo del planeta; el camarón cavernícola Xiphocaridinella demidovi; o el milpiés Heterocaucaseuma deprofundum, capaz de resistir donde casi ninguna otra forma de vida lo haría. Para los científicos, estos organismos son clave para entender cómo la evolución se adapta a entornos extremos y, por extensión, cómo podría existir vida en planetas y lunas más allá de la Tierra.

Una ventana a la astrobiología
El interés de los científicos va más allá de la biología terrestre. Si criaturas pueden sobrevivir en la hostilidad de Veryovkina, es plausible que existan organismos similares bajo el hielo de Europa, una luna de Júpiter, o en los océanos subterráneos de Encélado, satélite de Saturno. Las adaptaciones que observamos en estos insectos y crustáceos ciegos podrían ser un espejo de cómo evolucionaría la vida en mundos lejanos.
Los científicos también investigan las propiedades geológicas de la cueva. Sus abismos verticales y cambios de presión ofrecen información sobre la formación de montañas y la erosión subterránea. Incluso la interacción entre agua y roca en estos entornos extremos podría compararse con procesos que ocurren en Marte o en otros cuerpos planetarios.
Más allá del interés académico, Veryovkina representa un desafío humano sin precedentes. Descender a sus profundidades implica enfrentarse a caídas libres de más de 145 metros, temperaturas de 4 °C y la amenaza constante de la hipotermia. Los científicos que colaboran con espeleólogos en estas expediciones estudian cómo el cuerpo humano soporta condiciones extremas y cómo la mente reacciona al aislamiento total en la oscuridad.
El simple hecho de que los ojos no puedan adaptarse a la negrura total provoca que el cerebro genere ilusiones visuales, un fenómeno que los científicos están utilizando para investigar los límites de la percepción humana. Estas reacciones podrían compararse con las vivencias de astronautas en misiones prolongadas, lo que convierte a Veryovkina en un modelo de investigación también para la exploración espacial.
Aunque peligrosa y mortal, Veryovkina sigue atrayendo a expediciones internacionales. Para los científicos, cada nueva incursión ofrece información única sobre la vida, la geología y la psicología en condiciones extremas en la cueva. Es una cueva que no solo profundiza en la Tierra, sino también en nuestro conocimiento del universo y de los propios límites de la humanidad.
La cueva más profunda del mundo es mucho más que un abismo: es un recordatorio de que aún existen rincones desconocidos en nuestro planeta donde la ciencia puede encontrar respuestas a preguntas universales. Y los científicos están convencidos de que Veryovkina, con su mundo oscuro y alienígena, es una de esas claves ocultas bajo nuestros pies.