El informe «Banderas negras» que cada año elabora Ecologistas en Acción para analizar la situación de deterioro en la costa ha incluido en 2019 cuatro distintivos para Canarias, por mala gestión en el proyecto de Fonsalía (Tenerife) y contaminación en La Palma y Fuerteventura.
Según indica en un comunicado Ben Magec-Ecologistas en Acción, Canarias es citada reiteradamente en el informe como comunidad cuyo desarrollo basado en el «monocultivo turístico» impacta radicalmente en el territorio y el medio natural, dada la urbanización masiva, las infraestructuras asociadas y la presión antrópica.
La Bandera Negra a la mala gestión en la provincia de Santa Cruz ha recaído en el proyecto del Puerto de Fonsalía dado el irreparable impacto que provocaría al estar enmarcado en la Zona de Especial Conservación Teno-Rasca, de un elevado valor natural.
Explica que allí hay especies amenazadas de extinción como la tortuga verde, las praderas submarinas de sebadal, arrecifes costeros y una veintena de especies de cetáceos cuyo avistamiento constituye hoy la segunda economía en visitas de la isla.
Afirma que la realización de este puerto es incompatible con la conservación y con el desarrollo sostenible de la provincia, ya que en sólo 25 kilómetros de litoral ya existen cuatro puertos, y espera «que no se insista en la sinrazón que supuso el puerto de Granadilla».
La costa de La Palma obtiene una bandera negra por contaminación, lo que sucede en todo el archipiélago respecto a los vertidos incontrolados.
Indica que La Palma posee en la actualidad 17 puntos de vertidos censados en 7 de los 14 municipios de los cuales tan sólo 3 se encuentran autorizados.
Según cifras oficiales el 82% de los vertidos no tienen la autorización correspondiente, «y si a ello le sumamos los municipios que ni siquiera tienen censo de vertidos, estaríamos hablando de una cantidad mucho mayor de aguas residuales que llegan al mar sin ningún tipo de autorización y mucho menos de tratamiento».
Señala como especialmente grave la situación de Breña Baja y Santa Cruz de La Palma, que poseen entre los dos 10 puntos de vertido censados y tan sólo uno autorizado.
El primero, junto a Puerto Naos y Fuencaliente son vistos con mayor preocupación por los ecologistas al tratarse de zonas de gran actividad turística y residencial.
«Según el Plan Hidrológico Insular, más del 60% de la población y de viviendas no tienen en la actualidad un saneamiento adecuado, lo que da una idea de la magnitud de la situación», afirma.
En el caso de la provincia de Las Palmas, las banderas negras por contaminación y mala gestión están concentradas en Fuerteventura, pues la contaminación es reiterada en la Playa del Muelle Chico de Corralejo, con prohibiciones habituales de baño por aguas fecales al no aplicar la depuración de aguas y la existencia de pozos negros.
Asimismo Ben Magec-Ecologistas en Acción advierte sobre posibles irregularidades en el seguimiento y control de la calidad del agua tras el hundimiento de un buque en el Puerto de Gran Tarajal en febrero del pasado año, pues afirma que las concentraciones de algunos metales como el cadmio eran superiores a las previas.
Al respecto, se pregunta por qué se abandonaron las tareas descontaminación si los propios informes del Gobierno de Canarias indicaron que los sedimentos del interior del muelle estaban contaminados por metales pesados.
La bandera a la mala gestión la dirigen a la permisividad con la que las Dunas del Parque Natural de Corralejo son vapuleadas por una cadena hotelera, cuya existencia «no da tregua a un paraje frágil y singular ya de por sí muy vulnerable ante la amenaza de otro de los temas transversales del Informe Banderas Negras 2019: la crisis climática».