El tiempo no se detiene y ya han pasado más de dos semanas desde que se vio por última vez a Anna y Olivia, las dos niñas que desaparecieron con su padre en la isla canaria de Tenerife. El suceso ha dado la vuelta el mundo, conmocionado por la desaparición de las pequeñas, de uno y seis años, y por el dolor de la madre, desesperada por encontrarlas.
La Policía todavía no se atreve a descartar ninguna hipótesis, pero la preocupación ha ido creciendo a medida que pasaban los días y salían a la luz nuevos datos. Se han difundido vídeos de las pequeñas por todo el país e incluso por otros extranjeros por si alguien pudiera reconocerlas. Se ha desplegado un exhaustivo dispositivo de búsqueda por tierra, mar y aire. Pero no hay ni rastro de las niñas ni de su padre, Tomás Gimeno.
Pocos días después de la desaparición, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar abrió diligencias previas por la presunta comisión de un delito de secuestro y declaró la investigación bajo secreto de sumario. Hay incluso teorías que apuntan que podría haber huido en un velero con la ayuda de terceras personas. Pero mientras tanto se mantienen abiertas varías líneas de investigación, y, de hecho, el juzgado decretó una orden de búsqueda internacional.
¿Cómo empezó todo?
Las alarmas saltaron el pasado martes 27 de abril, cuando Gimeno nunca devolvió a las niñas a su madre en la hora marcada. Ambos habrían pactado que él pasaría a recogerlas a las cinco de la tarde para volver a las nueve de la noche. Pero nunca regresaron. La pesadilla para Beatriz, la madre de las niñas, empezó en ese preciso instante. Gimeno llamó para decirle que no volvería a ver a sus hijas nunca más, y esas fueron las últimas noticias que la mujer tuvo de él y de las pequeñas.
Beatriz se apresuró a denunciar los hechos y al día siguiente apareció una embarcación del padre, flotando a la deriva y completamente vacía, frente al Puertito de Güímar. Ya en jueves, cuando el suceso ganaba protagonismo en los telediarios por la no aparición de las menores, encontraron flotando en el mar una silla de coche para bebés de Anna, la pequeña de tan solo un año.
¿Qué sucedió entonces con el barco?
Las imágenes de las cámaras de seguridad muestran cómo, el mismo día de la desaparición, Tomás Gimeno llega al Puerto Deportivo Marina Tenerife a las nueve y media de la noche y empieza a cargar su barco, haciendo varios viajes con el coche y la lancha, con bolsos, ropa y maletas.
También se aprecia cómo el desaparecido, ya rondando las once y media de la noche, compra un cargador en una gasolinera cercana, carga la batería en el mismo muelle, y vuelve a zarpar por última vez sobre las doce y media de la noche.
Además, según se hizo público este viernes, el padre de las niñas fue propuesto para sanción por parte de la Guardia Civil tras sorprenderlo navegando con su barco instantes antes de que se le perdiera el rastro. Y es que en ese momento eran las 23.15 horas de la noche, por lo que estaba incumpliendo el toque de queda, todavía vigente entonces.
A parte de la sillita de coche que encontraron flotando en el mar, la Guardia Civil encontró también restos de sangre en el barco de Tomás Gimeno, que posteriormente confirmaron que era de él.
De momento, y según han ido contando fuentes policiales, en la finca propiedad de Gimeno, situada en Igueste de Candelaria, no han encontrado todavía nada más relevante.
Por otro lado, tras investigar los movimientos en las cuentas bancarias del hombre, averiguaron que éste realizó una transferencia de 55.000 euros entre dos cuentas a nombre de Tomás Antonio antes de desaparecer.
¿Dónde está Gimeno?
Este martes, según reveló Tele5, la Guardia Civil descubrió que el desaparecido habría dejado a su perro en casa de sus padres antes de marchar. Los padres de Gimeno no se eneraron hasta más tarde, cuando vieron a la mascota en el jardín, por lo que presuponen que el hombre habría saltado la valla para dejar al perro antes de huir.
Además, también se descubrieron mensajes de despedida a la entonces pareja del padre de las niñas (que ya han descartado como cómplice). «Voy a estar bien, voy a estar donde siempre he querido», escribió Gimeno en uno de los mensajes de despedida.
Todavía se desconoce el paradero del padre y las niñas, pero ya han surgido varias posibles teorías. Unos creen que podría haberse marchado en otro barco ajeno al suyo, y que por eso hallaron su embarcación abandonada en el mar. También barajan la posibilidad de que se encuentre en Latinoamérica, donde hay ya lanzada una orden de búsqueda. Siguen abiertas también las posibilidades de que se tratase de un asesinato o de un suicidio.
Así, siguen peinando la zona litoral con la esperanza de hallar pronto a las niñas, aunque los resultados de la investigación casi no se están haciendo públicos por el secreto de sumario, hay quizás indicios que podrían apuntar más hacia una dirección que hacia otra. Ahora quedan, sobre todo, incertidumbres. ¿Siguen las maletas que se le vio cargar en el barco que hallaron abandonado?, ¿se ha descubierto quién es ese tal Tomás Antonio al que se le hizo la transferencia de dinero?