Agosto ya ha llegado, y Estados Unidos aún no ha bajado los tipos de interés, mientras que otros importantes bloques económicos ya han tomado medidas. El Banco Central Europeo redujo su tasa de interés en 25 puntos básicos a principios de junio, y Canadá tomó la misma medida en el mismo periodo. Al mismo tiempo, el yen ha subido a 161 frente al dólar, lo que ha generado una inquietud palpable en los mercados. Entonces, ¿bajará los tipos de interés Estados Unidos?
Al entrar en el tercer trimestre de 2024, la política monetaria de la Reserva Federal se aproxima a un punto crítico de ajuste cíclico. En junio, el crecimiento del IPC en Estados Unidos retrocedió al 3.0%, mientras que el índice PCE, que la Reserva Federal observa con mayor atención, cayó en mayo a su nivel más bajo en casi tres años, un 2.6%. Los datos del mercado laboral, como la tasa de desempleo, el número de empleados, el incremento anual de salarios y el número de vacantes, indican que el mercado está enfriándose. Además, la notable caída de las acciones tecnológicas sugiere una desaceleración de la economía estadounidense, sumada a la creciente presión por el enorme gasto en intereses de la deuda pendiente, lo que parece abogar por una pronta reducción de los tipos de interés. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, declaró recientemente que no es necesario esperar a que la tasa de inflación alcance completamente el 2% para reducir los tipos de interés, lo que parece estar preparando el terreno para una inminente bajada de tipos.
Sin embargo, surge la pregunta: ¿cuál será la magnitud de esta bajada de tipos? ¿Cómo se gestionará su ritmo y frecuencia? ¿Cuánto durará el ciclo de reducción de tipos? Anteriormente, Estados Unidos emitió bonos en un entorno de altos tipos de interés. Si la Reserva Federal baja los tipos, ¿habrá aún suficiente demanda de compra? Si la demanda disminuye y la emisión de bonos se complica, ¿extraerá Estados Unidos fondos del mercado de valores para cubrir este déficit? Estas cuestiones están inextricablemente vinculadas a las fluctuaciones en los mercados financieros internacionales, en el mercado de divisas global y en los flujos de capital transfronterizos, y también influirán significativamente en las futuras políticas monetarias de diversos países, lo que merece una atención especial.
En resumen, con el sutil ajuste de las políticas monetarias de las principales economías del mundo, los mercados bursátiles globales se encuentran en una encrucijada crucial. Los inversores deben mantener la calma, estar atentos a la sobreinterpretación del mercado y al riesgo de políticas que no cumplan las expectativas. Una asignación de activos razonable y mecanismos estrictos de control de riesgos, como el establecimiento de puntos de stop-loss, son claves para garantizar la seguridad de los fondos. Además, el uso de herramientas de análisis técnico (como los indicadores MACD y RSI) para evaluar el sentimiento del mercado puede proporcionar una referencia sólida para las decisiones de inversión. Los inversores deben aprovechar las oportunidades y, al mismo tiempo, prevenir riesgos para poder mantenerse firmes en un mercado impredecible.