En la figura del mencey de Adeje estaba depositada la autoridad y el carisma de los diversos clanes que configuraron la división de Tenerife en menceyatos, antes de la conquista, y desde esa parte de la isla se promovió la paulatina colonización y poblamiento hacia el resto de comarcas, afirma el arqueólogo
El investigador, que es conservador del Museo Arqueológico de Tenerife, José Juan Jiménez, explica en una entrevista a Efe que los guanches organizaron Tenerife desde sus comarcas naturales y por lo tanto, la articulación territorial estuvo supeditada al aprovechamiento de los recursos organizando la isla en demarcaciones que coincidían con las comarcas naturales.
Los guanches organizarían Tenerife y articularían el territorio partiendo de sus comarcas naturales, demarcaciones conocidas como «menceyatos» que estaban supeditadas al aprovechamiento trasversal de los bienes obtenidos en sus diferentes ecosistemas, nichos ecológicos, ambientes y microambientes.
En Tenerife habría reinos que poseían un territorio adscrito a los linajes familiares que constituyeron los denominados «menceyatos» de Anaga, Güimar, Abona, Adeje, Daute, Icoden, Taoro, Tacoronte y Tegueste. Entre los guanches especial carisma tuvio el mencey de Adeje, como destaca su relevancia en el reparto de datas (tierras y aguas) tras la conquista castellana. Constata que ese territorio -situado entre «Isora y la marca de Abona»- era emblemático no sólo por su prestigio y abundancia en reses, agua y pasto, sino por haber desembarcado allí el elemento fundador de los clanes primigenios que hubieron de arribar a Tenerife por la zona de calmas costera del sur/suroeste de la isla.