Este hombre llamado Gabino Abánades, es la persona que dirigió la inhumación del dictador Francisco Franco en la basílica del Valle de los Caídos el 23 de noviembre de 1975, tres días después de su fallecimiento, ha desvelado en el popular programa Espejo Público, la confidencia que le hizo la hija del dictador, Carmen Franco, cuando murió su madre, Carmen Polo, en febrero de 1988.
De este modo, Abánades ha reconocido que la hija del dictador le transmitió su pena porque Franco no estaba enterrado en el cementerio de Mingorrubio.
“Carmen me dijo que qué pena que Franco no estuviera enterrado en El Pardo para poder enterrar a su viuda con él”
Así, la hija del dictador contradiría a los nietos de Franco, que a través de su abogado Luis Felipe Utrera-Molina anunciaron que darían la batalla “hasta el final” por “dignidad” y “honor” para evitar la exhumación de su abuelo y su reinhumación en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio.
Sin embargo, Abánades ha contradicho también al juez de Madrid, José Yusty, quien mantiene bloqueada provisionalmente la licencia de obras para actuar en la basílica de Cuelgamuros argumentando que “no hace falta ser arquitecto, ni ingeniero ni maestro de obras para percatarse” de que la exhumación es “algo complicado, difícil de manejar y, por tanto, peligroso”, ya que existe un “riesgo evidente” para los operarios, sin olvidar que el movimiento de la losa “puede desestabilizar el conjunto”.
“La retirada de la losa no puede poner en peligro a los operarios, teniendo los materiales adecuados. Una vez fuera la losa se desplaza con un rodillo en cinco minutos. La exhumación perfectamente se puede hacer en menos de una hora”, ha asegurado Abánades.