El SS Nantes es uno de esos navíos cuya existencia era conocida, pero cuyo paradero exacto permaneció desconocido durante décadas. El descubrimiento reciente por parte de Tom Robinson y su equipo ha sido descrito por el historiador marítimo Harry Bennett como “el equivalente a encontrar una aguja en un pajar bajo el mar”.
Tom Robinson, un ex militar británico de 50 años con más de tres décadas de experiencia en exploraciones submarinas, localizó los restos del barco a unos 74 metros de profundidad en el Canal de la Mancha, aproximadamente a 48 kilómetros al sureste de Plymouth.
El SS Nantes naufragó hace más de cien años tras colisionar con el carguero alemán Theodor Ruger, accidente que provocó la muerte de 23 tripulantes, apenas 13 años después de que el barco fuera construido. “El Theodor Ruger embistió el casco del Nantes, abriendo un enorme boquete”, explicó Bennett a CNN.
Durante horas, la tripulación intentó evitar el hundimiento utilizando todo tipo de objetos, incluso colchones, para sellar la vía de agua, pero sus esfuerzos fueron en vano y la embarcación acabó hundiéndose rápidamente. Según los expertos, el choque también dañó los botes salvavidas, lo que dificultó la evacuación. Solo tres personas lograron sobrevivir: una fue rescatada del mar y las otras dos consiguieron saltar por la borda a tiempo.
En un primer momento, Robinson no pudo identificar a qué barco pertenecían los restos, hasta que halló una placa rota que sirvió de primera pista. El SS Nantes, que pertenecía a la Cunard Steamship Company y operaba como buque de carga, finalmente pudo ser identificado cuando en una segunda inmersión se encontró otra placa con el logotipo de la compañía. “Era evidente que se trataba de un vapor antiguo cuando descendimos. Al buscar en los restos, uno intenta localizar cualquier elemento distintivo. Estaba a punto de finalizar la inmersión sin encontrar nada, pero aquella placa lo cambió todo”, relató Robinson a la BBC.
Con este hallazgo, los investigadores revivieron la tragedia ocurrida en 1888, una historia que, según Robinson, ilustra los peligros de la navegación en el siglo XIX. Además, subrayó la abundancia de pecios en aguas británicas: “Tenemos una gran fortuna; probablemente haya más naufragios cerca de nuestras costas que en cualquier otra parte del mundo. Podría bucear en un naufragio distinto cada día por el resto de mi vida”, afirmó.