A pesar de que la compañía descartó que se tratara de un cetáceo, muchos pasajeros dieron por hecho que el estruendo poco tenía que ver con un golpe de mar. Sin embargo, hubo un grupo de personas -cinco en total- que, cuando sucedió el contratiempo, se trasladaron rápidamente a la parte trasera de la embarcación. Y lo vieron.
Según ha podido averiguar este periódico, los testigos, que prefieren permanecer en el anonimato, avistaron “la mitad de un cuerpo de ballena grande”, posiblemente la parte de la cola, así como una clara “mancha de sangre”. A los minutos, acudieron más personas a la zona, pero las malas condiciones meteorológicas y la velocidad a la que navegaba el ferri les impidieron identificar al supuesto ejemplar.
“El barco no paró en un primer momento, sino cuando algún daño en el motor provocó que el chorro de agua -sistema de propulsión- saliera de forma dispersa”, declaró el grupo de viajeros.
Fred. Olsen Express emitió un comunicado al día siguiente desechando tal versión. La compañía explicó que hizo un seguimiento del suceso para esclarecer si el impacto se debió a algún objeto flotante o golpe de mar, pero nunca barajó la posibilidad de que fuera un mamífero marino al no haber resto orgánicos en el casco del barco.
“Desde el primer momento, se redujo preventivamente la velocidad para realizar una inspección visual de la zona y nada más llegar al puerto de Agaete se revisó el casco con el objetivo de comprobar la posible existencia de daños, que fueron descartados tras la inspección”, expuso la naviera en la nota.
“Las Islas están explotadas”
Versiones de los hechos contrapuestas que llegan en un momento especialmente sensible para la preservación de la vida marina en Canarias. Y es que el productor de documentales marinos, Felipe Ravina, ha compartido recientemente en redes sociales las imágenes de “un cachalote literalmente partido en dos”.
El cámara marino cuenta en una conversación telefónica que realizó la grabación a principios de marzo, antes de que el cadáver “con un corte en la cabeza” fuera trasladado al puerto de Los Cristianos. Por lo que relacionó automáticamente este hecho con lo presuntamente sucedido la semana pasada: “Nos estamos llevando nueva diversidad por delante por ahorrarnos 30 minutos de trayecto; no hay regulación para la velocidad ni el número de fast ferris“.
“Las islas están cada vez más explotadas y no existe ninguna protección real para nuestra diversidad y espacios naturales, que cada vez están más deteriorados”, manifiesta Ravina en la publicación de Instagram, que roza los 6.500 me gusta, donde agrega que la gestión del turismo en el Archipiélago está llegando al “colapso”.
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