Esta vendedora china llamada Wei Guixian tiene 57 años. Hasta fines del año pasado, era una de las cientos de personas que trabajaban en el Mercado de Mariscos de Huanan, el principal “mercado húmedo» de Wuhan, donde se vendían animales exóticos sacrificados en el momento. Allí se cree que surgió el nuevo coronavirus, que infectó a casi un millón de personas en el mundo y mató a más de 49.000.
Wei tenía un puesto de camarones. Su vida había sido bastante monótona, igual a la de tantos otros comerciantes y trabajadores del mercado. Hasta que el 10 de diciembre pasado empezó a sentirse mal.
“Cada invierno, siempre me enfermo de gripe. Así que pensé que era una gripe”, le dijo Wei días atrás al medio chino The Paper, el primero en entrevistar a quien es considerado el primer caso confirmado de coronavirus en el mundo.
The Wall Street Journal había revelado su identidad en un artículo publicado el 6 de marzo, en el que aclaraba que no sería el paciente cero, sino el primero reconocido por las autoridades. Una investigación difundida una semana después por el South China Morning Post aseguraba que los primeros casos se remontan a mediados de noviembre, también en la ciudad de Wuhan, aunque fueron tapados por el régimen chino.