Con enorme dificultad, la vendedora de camarones se trasladó el 16 de diciembre al Hospital Wuhan Union, uno de los más grandes de la ciudad. Al revisarla, un médico le dijo que la enfermedad que padecía era desconocida y “despiadada”.
Desde ese momento vio cómo empezaban a llegar otras personas con los mismos síntomas, todas relacionadas con el Mercado de Huanan. Las autoridades sanitarias reconocieron así a los primeros 27 casos positivos de COVID-19, pero evitaron darle difusión y durante varias semanas insistieron en que el virus no se transmitía de persona a persona.
Wei cree que contrajo el virus en uno de los baños del mercado, en donde iban muchos de los vendedores de carne de animales exóticos. Quienes trabajaban junto a ella también se contagiaron, al igual que una de sus hijas y una sobrina.