La caída de cabello, y la necesidad de volver a repoblar la cabellera, ha sido un problema de salud desde tiempos inmemoriales. De hecho, los anuncios sobre champús y tratamientos milagrosos, algunos valorados en miles de euros, están en todas partes. Pero la mayoría son inútiles.
Sin embargo, como comenta el doctor Brett King, dermatólogo de la Facultad de Medicina de Yale, en el medio The New York Times, existiría un tratamiento conocido, muy barato, y muy eficaz si se cambia su forma de aplicación.
Este tratamiento es el minoxidil, un antiguo y conocido fármaco para el tratamiento de la caída del cabello que se ha usado durante mucho tiempo de forma tópica y directa. Es decir, aplicándose directamente sobre el cuero cabelludo para intentar lograr un nuevo crecimiento.
Sin embargo, según explica Brett, esta forma de aplicación no sería la adecuada. Y tanto él como otros dermatólogos han empezado a usarlo de forma muy diferente: en forma de pastilla, vía oral, pero en dosis muy bajas y continuadas. Sin embargo, esta forma de tratamiento aún es relativamente desconocida en el país norteamericano, y no ha sido aprobada por la Foods and Drugs Administration (FDA) de los Estados Unidos, motivo por el que se prescribe fuera de ficha técnica.
Según explican algunos dermatólogos entrevistados por The New York Times, esta práctica está muy extendida en su especialidad, dado que los dermatólogos han sido capacitados para entender cómo funcionan los medicamentos y cómo pueden probar sus efectos fuera de la ficha técnica oficial. Algunos explican que la mayoría de lo que prescriben está fuera de esta ficha técnica porque no hay claros tratamientos estandarizados para múltiples dolencias dermatológicas: desde la pigmentación de la piel hasta trastornos inflamatorios o picazón continuado.
Crecepelo por accidente
El caso del minoxidil en particular, un ingrediente activo de Rogaine, una loción o espuma que se frota en el cuero cabelludo, fue aprobado por primera vez en hombres en el año 1988 y en mujeres en 1992; hoy en día es un fármaco genérico.
Su uso como fármaco para potenciar el crecimiento del cabello fue por accidente, descubriéndose hace décadas: se usaba a dosis elevadas como tratamiento contra la tensión arterial elevada, pero los pacientes a menudo notaban que estas pastillas les provocaban un crecimiento del vello corporal. Entonces, su fabricante desarrolló el minoxidil en forma de loción, llamada Rogaine, y fue aprobado como tratamiento para el crecimiento del cabello.
Sin embargo, los dermátologo explican que la loción o espuma no es particularmente efectiva en algunos pacientes, motivo por el cual dejan de tomarlo: tiene que llegar al cuero cabelludo en sí, pero el cabello presente lo obstaculiza, sobre todo en el caso de mujeres con cabello habitualmente más largo, a las cuales les suele molestar el uso de minoxidil por quedar como una sustancia pegajosa en el cabello.
Para otros pacientes simplemente no funciona, dado que el minoxidil debe ser convertido a su forma activa mediante las enzimas sulfotransferasas, que pueden estar presentes en cantidades suficientes en las raíces del cabello, o no. Si el medicamento se toma por vía oral, sí se convierte siempre en su forma activa.
Pero esta no es la razón por la que se descubrió su eficacia a bajas dosis, sino que dicho descubrimiento también fue por accidente hace 20 años: Rodney Sinclair, profesor de dermatología de la Universidad de Melbourne en Australia, tuvo un paciente con calvicie de patrón femenino. Su cabello situado en la parte superior de la cabeza se había adelgazado. Se le pautó Rogaine, la loción basada en minoxidil, pero sufrió una erupción alérgica secundaria; sin embargo, si debaja de usarlo, su cabello volvía a adelgazarse.
Faltan estudios
El paciente quería seguir usando minoxidil, pero le provocaba alergia al usarlo en forma de loción. Una forma de desensibilizarlo era administrar este mismo fármaco pero en dosis muy bajas en forma de píldora o pastilla. Así pues, el doctor Sinclair intentó cortar las pastillas de minoxidil en cuartos, logrando que estas dosis bajas provocasen un crecimiento en el cabello del paciente sin afectar a su tensión arterial (el objetivo inicial del minoxidil a dosis altas).
Posteriormente, siguió reduciendo la dosis hasta que llegó a la mínima dosis efectiva, una cuadragésima parte de pastilla, que hoy en día sigue recetando. De hecho, este primer paciente aún sigue tomándola.
El doctor Sinclair ha seguido usando este fármaco en múltiples pacientes, publicando trabajos basados en sus resultados, como los que comentó en una reunión en Miami en 2015 y publicó en 2017: con dosis bajas de minoxidil logró buenos resultados con 100 mujeres sucesivas. En total dice haber tratado a más de 10.000 pacientes, pero señaló la necesidad de realizar ensayos clínicos aleatorizados y comparar el uso de minoxidil a dosis bajas con placebo, algo que de momento no se ha hecho.
El minoxidil, según explican Sinclair y otros dermatólogos, parece ser efectivo a dosis bajas en pacientes con pérdida de cabello de patrón masculino y femenino típicas de la edad. Sin embargo, si la pérdida de cabello es muy intensa, este fármaco no parece ser efectivo.
De momento el uso de minoxidil a dosis bajas y en forma de vía oral sigue sin estar aprobado por parte de la FDA, y muchos dermatólogos creen que es probable que su uso siga realizándose fuera de ficha técnica en el futuro, dado que es una forma muy económica y no hay incentivos para gastar millones de dólares en ensayos clínicos al respecto.