«Hay dos bombas en el avión y van a explotar; yo aviso». Esta frase la escucharon el pasado jueves los pasajeros de un vuelo que cubría la ruta entre Palma de Mallorca y Madrid. Provenía de la última fila del avión, donde un hombre magrebí, custodiado por dos agentes de la Policía Nacional, comenzaba su viaje para ser trasladado a Melilla.
Ocurrió antes de que las puertas del avión se cerraran, aún con algunos pasajeros acomodándose en sus asientos, y el nerviosismo cundió en la aeronave, donde no se llegó al pánico gracias a la rápida actuación de los agentes.
Pese a ello, algunos pasajeros exigieron que se les devolvieran sus maletas porque querían abandonar el avión mientras los policías insistían: este tipo de actitudes son frecuentes con algunos detenidos, pues es una forma de retrasar su expulsión del país.
Pese a ello, los agentes policiales optaron por bajar al hombre del avión para evitar males mayores. El comandante del avión también tranquilizó a los pasajeros, insistiendo en que el avión no corría ningún tipo de riesgo, como así fue.