José Carlos Crevillén (1994), desde el 10 de marzo, antes de que se decretara el estado de alarma, ha aumentado su plantilla, ha vendido más de 6.000 mamparas a supermercados (Mercadona), farmacias o estancos, y ya trabaja de cara al próximo escenario. “Ahora le toca a los bares y, en general, a la hostelería. Yo he firmado un acuerdo con el Ayuntamiento de mi pueblo (Archena, Murcia) para hacerles un descuento del 25% a todos aquellos establecimientos que se quieran adaptar para la reapertura”, reconoce, en conversación con EL ESPAÑOL. De hecho, ya ha recibido encargos.
Pero no es el único. Muchas empresas dedicadas a la instalación de mamparas lo tienen en mente. Es el caso de la compañía murciana Montiel, que está diseñando modelos para proteger tanto a los camareros como a los comensales. “Estamos teniendo en cuenta dos emplazamientos. Por un lado, la barra –tanto interior como exterior–; y por otro, las zonas de comedor o de mesas”, explican desde la empresa. Como están haciendo, de otro modo, desde la alincantina Ideae: “Vamos a apostar fuerte por los bares. Pero, de momento, estamos tratando de adaptar el producto para ver cómo se puede hacer”.
Todos coinciden en el diagnóstico: los españoles, tras más de un mes de confinamiento por el coronavirus, quieren ir al bar, pero no lo harán si no se sienten protegidos. Por eso, la hostelería, en las próximas semanas –o quizás meses–, se tendrá que reinventar para acoger a su clientela el día de la reapertura en las mejores condiciones posibles.
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