“¡Qué va, qué va, qué va!, ¡qué tristeza me da no lo que estamos pasando, sino gente así, con comentarios absurdos mezclando la situación de la gente que emigra con la situación que están viviendo los palmeros! ¿Qué tendrá que ver?“. Este es el mensaje viral del platanero palmero Juan Carlos Rodríguez, cuyas plantaciones están dentro de la zona de exclusión del volcán que ha entrado en erupción en Cumbre Vieja. Tras una jornada de duro trabajo y mientras es acompañado por la policía hasta un lugar seguro, cuenta a DIARIO DE AVISOS qué le motivó a lanzar su aplaudido vídeo contra la xenofobia.
Todo comenzó por los comentarios que Juan Carlos leía en las redes sociales, donde es muy activo ya que preside la plataforma en defensa del sector platanero Por un precio justo auténtico. En TikTok, donde ha compartido uno de sus vídeos más populares, tiene ya 22.200 seguidores. “Yo veía que había gente que se aprovechaba de esta situación tan dantesca, destructiva y horrible que estamos viviendo con el volcán para meter su odio en una cuestión que aquí no tiene nada que ver, que es la inmigración”, explica.
El agricultor, que se considera “apolítico”, cree que estos discursos xenófobos responden a “ciertos discursos ideológicos” y pide a estas personas que tomen el ejemplo de los políticos canarios, “que pese a ser de distintos partidos en cada municipio, Isla y en el Gobierno, se han unido todos para ayudar a La Palma”.
Juan Carlos cree que hay que valorar positivamente las medidas tomadas por las instituciones en esta crisis volcánica: “Hay un trato buenísimo hacia los palmeros, primero nos llevaron a un polideportivo por motivos de organización y seguridad. Allí nos dieron de comer y todo lo que nos hizo falta. Más tarde se derivó a la gente a hoteles y otros alojamientos, mientras que ahora ya se están tramitando las viviendas”.
Ante todo esto, el platanero ve “súper injustos” los “discursos de odio” y recuerda que “la migración que viene a Canarias lo hace porque no le queda de otra, porque nadie deja su casa y se mete en una patera con sus hijos, jugándose la vida, solo porque le apetezca”. Por ello, considera que quienes difunden este tipo de mensajes tienen “la mente podrida” y quieren “meter la política en todo”.
EL ORIGEN DE TODO: UN BULO XENOFÓBICO
Los mensajes xenófobos que ha recibido Juan Carlos inundaron las redes tras entrar en erupción el volcán de La Palma, el pasado 19 de septiembre. Así, muchos usuarios han afirmado que los palmeros han dormido hacinados en el suelo de los pabellones deportivos, mientras defendían que a las personas llegadas a Canarias de forma irregular se les facilitaba dormir en hoteles. Sin embargo, esto no es más que un bulo ya desmentido por Newtral, medio especializado en contrastar informaciones.
“En un primer momento, los evacuados están siendo alojados temporalmente en segundas residencias o viviendas de familiares fuera de la zona afectada. Solo si no disponen de estas opciones, se les acoge en el campo de fútbol de Los Llanos o en el acuartelamiento de El Fuerte”, señaló al citado medio el Gobierno canario, que también ha realojado en hoteles a parte de los evacuados.
LO IMPORTANTE: LOS PALMEROS Y LO PERDIDO
Aunque Juan Carlos es garafiano de nacimiento, tiene su vivienda en la zona de Tendiña (El Paso), fuera de la zona de exclusión pero a tan solo 5 kilómetros del cráter, por lo que no se ha librado de sentir las continuas cenizas y explosiones. Incluso en un primer momento tuvo que abandonar su casa, aunque no ha sido formalmente evacuado. El volcán ha trastocado su vida, sobre todo, en lo profesional, ya que tiene una plantación de plátanos de más de 5.000 metros en Puerto Naos y El Remo que ahora está amenazada por la ceniza y la falta de agua.
Dentro de todo lo que ha sucedido tras la erupción, este palmero quiere poner el foco en lo positivo. En un conocido suyo que ha ofrecido su vivienda a personas evacuadas, en los jóvenes que actúan como voluntarios ayudando a los desalojados o en la respuesta solidaria que ha habido desde el resto de Islas.
Su experiencia es esperanzadora: “Cuando explotó, me fui de casa. Era la segunda vez que tenía que hacerlo en poco tiempo, tras el incendio del verano. Es difícil de asimilar que esto te pase en tan poco tiempo. Pero a mí me acogieron desde el principio, había comida y había chiquillos ayudando. Claro, yo ya venía afectado por todo, pero aquello me emocionó y volví a creer en el mundo”.