El medio digital InformativosCanarias.com ha destapado una movida que ha dejado a la política local más intrigante que una telenovela de sobremesa en el Puerto de la Cruz, Natalia Afonso Pestana, la Primera Teniente de Alcalde del Ayuntamiento del Puerto de La Cruz y toda una orquesta en sí misma al manejar Desarrollo Económico, Igualdad, Patrimonio y Gestión del Personal, decidió tirar la toalla tras un pleno extraordinario que prometía más drama que las enmiendas del Partido Popular al presupuesto municipal.
Se ve que el guion de este episodio no le convenció y prefirió abandonar la serie. Afonso, con un pie en la banca y otro en la política, invocó los misteriosos «motivos personales» para su salida, un clásico argumento digno de cualquier salida apresurada que se precie, aunque los pasillos del ayuntamiento susurran la crónica de un desencuentro anunciado con el alcalde, Marco Antonio González Mesa, por su «peculiar» estilo de gobernar en el Puerto de la Cruz.
Para ponernos en contexto, Marco Antonio González Mesa, ese alcalde del Puerto de la Cruz al que no le tiembla el pulso al hacer las cosas a su manera, logró el trono municipal gracias a la confianza depositada por los concejales del Partido Socialista y los fieles escuderos de la Asamblea Ciudadana Portuense. Pero claro, ¿Qué sería de la política sin un poco de controversia? Bajo su mandato, la empresa Imesapi SA recibió la invitación, no precisamente sutil, de adornar el municipio con una iluminación navideña digna de un cuento de Dickens, pero con un presupuesto que superaba lo legalmente permitido por unos meros 60 mil euros.
La factura de la controversia en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz
Por supuesto, en un giro de guion digno de un premio, la factura de esta extravagancia luminosa aún baila en el limbo burocrático más de un año después, probablemente esperando a ser el centro de atención en uno de esos plenos ordinarios que prometen convertirse en el nuevo «prime time» de la política local en Canarias.
Ante la premonición de una judicialización de telenovela por el gasto del alumbrado navideño, Afonso, en un acto que algunos podrían interpretar como un noble sacrificio y otros como un astuto movimiento de ajedrez político, optó por abandonar el barco antes de tener que votar a favor de salvar el cuello del alcalde y su reparo por el gasto sin contrato. Claro está, el ambiente ya estaba tan cargado que, según ella, seguir en el equipo de gobierno se había convertido en una misión más imposible que convencer a un gato de que el agua es divertida.
La dimisión de Afonso en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz no es solo la crónica de una salida anunciada, sino el reflejo de una trama política que combina el drama de las malas formas de gobernar con el suspenso de las decisiones cuestionables. En el fondo, este episodio nos recuerda que, a veces, la política puede ser ese espectáculo que, aunque pretendamos no mirar, nos tiene completamente enganchados, esperando por el próximo giro inesperado. Y mientras tanto, el alumbrado de Navidad del 2022 se mantiene en el aire como un recordatorio luminoso de que, en política, lo único previsible es la imprevisibilidad.