Hace más de una semana, el mundo de la música se sumía en un luto inesperado. El reconocido cantante español, Camilo Sesto, fallecía en un hospital de Madrid tras sufrir un fallo renal. La noticia no tardó en dar la vuelta al mundo, y seguidores de Europa, América Latina y EEUU lloraron la pérdida enfrascados en la nostalgia.
Con ramos de rosas, carteles con grandes fotografías y entonando sus canciones de siempre, los fanáticos le dieron el último adiós el lunes al cantante, mientras viejos amigos, como Julio Iglesias, Ángela Carrasco o José José le rendían homenaje, al igual que famosas que hoy arrastran a sus conciertos legiones de millenials, como la rapera Cardi B.
Una de las ausencias más desconcertantes al llegar el féretro a la capilla ardiente fue la del hijo único del artista. Camilo Blanes, de 35 años. No era uno de los hombres que cargaba el ataúd, y no se presentó allí hasta horas más tarde. Su retraso se debió a la dificultad de conseguir el dinero para pagar el avión, ya que nunca recibió el boleto por parte del equipo de trabajo de su padre, tal y como explicó en su cuenta de Facebook.
Visiblemente aturdido y afectado, Camilo Blanes llegó solo a Madrid. Al salir del sepelio explicó que pasaría la noche en un hotel, y no en la amplia residencia en la que vivió Camilo Sesto hasta el día de su muerte, ubicada en la localidad madrileña de Torrelodones.
Poco después del funeral, el diario español 20 minutos afirmó que padre e hijo estaban distanciados desde hacía meses, y que su comunicación se limitaba a varios correos electrónicos muy formales. Durante una entrevista televisiva, la madre de Blanes, Lourdes Ornelas, culpó de ese distanciamiento al equipo del cantante. Aseguró que estas personas manipulaban a su ex pareja, Camilo Sesto, que se había convertido «en un muñeco sin voluntad».
Las personas más cercanas a la estrella en sus últimos meses de vida fueron su secretario y un administrador, que conocían el gran patrimonio del cantante y lo ayudaban a gestionarlo. Con más de cien millones de discos vendidos, Camilo Sesto cosechó un gran legado, que incluye grandes propiedades, sociedades rentables y dinero depositado en cuentas bancarias. Un patrimonio que desde el fallecimiento del cantante pertenece, en gran parte, a Blanes.
Sin importar el grado de relación afectiva que tuviera con su hijo, o la intensa amistad que llegó a establecer con sus trabajadores, Camilo Blanes debe recibir, al menos, dos tercios de todo el patrimonio del cantante, tal y como dicta la ley de sucesión hereditaria en España. Esta semana, podría publicarse el testamento de Camilo Sesto y se conocerá si su hijo es su heredero universal, o si en su últimas voluntades quiso dejar parte de su patrimonio a otros familiares -como a su primo y sus sobrinas-, a su secretario o a su administrador.