La ‘muerte dulce‘ se produce por inhalación de monóxido de carbono (CO) y se le conoce de esta manera porque la persona no sufre cuando pierde la vida. El caso es que este habría sido el método empleado por Tomás Gimeno, el padre de Anna y Olivia, para quitarse la vida, según los investigadores.
Esta hipótesis se confirmaría tras el hallazgo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño, que localizó durante la búsqueda de Anna y Tomás dos botellas de buceo, a unos 1.500 metros de profundidad, que pertenecen al padre de las niñas, buscado internacionalmente por el doble infanticidio.
El monóxido de carbono es un gas altamente tóxico que puede causar la muerte cuando se inhala en niveles altos. Se genera por la mala combustión, o una ventilación deficiente, de sustancias como el gas, gasolina, queroseno, carbón o petróleo, entre otras, o al uso incorrecto de un brasero, chimenea, caldera o motor.
En el caso de Tomás Gimeno, la Guardia Civil creen Gimeno utilizó las dos botellas de buceo individuales para provocarse la denominada “muerte dulce” tras respirar, en este caso, oxígeno puro hasta perder la conciencia. Asimismo, Gimeno se habría lanzado al mar con un cinturón de lastre para permanecer en el fondo.