- El pastor José Mendoza y sus casi 600 animales retornan a la Quesería Cortijo de Pavón tras cuatro meses en la Presa de Las Niñas
- Antonio Morales y Miguel Hidalgo pudieron comprobar la pericia del pastor a su paso por la Cruz de Tejeda en el recorrido de 40 kilómetros
Las casi 600 ovejas del pastor José Mendoza ‘Pepe el de Pavón’ tiñeron hoy de blanco las verdes cumbres de Gran Canaria en su recorrido de regreso a la Quesería Cortijo de Pavón en Guía para poner fin a la tradicional trashumancia de invierno que les llevó a pastar cuatro meses en el entorno de la Presa de Las Niñas, en la zona de Majada Alta.
Con las primeras luces del día, un grupo de pastores capitaneado por Mendoza y acompañado por el consejero de Soberanía Alimentaria del Cabildo, Miguel Hidalgo, emprendió la marcha con el rebaño desde la Cruz de San Antonio con la vista puesta en Los Altos de Guía, a 40 kilómetros, sin GPS ni brújula porque el camino lo sabe ya este pastor sin necesidad de tecnología tras una larga tradición de pastoreo trashumante en la familia.
El arduo recorrido ocupa casi nueve horas por espacios naturales con vistas sin parangón, por profundos barrancos y por escarpados caminos que requieren de la pericia de estos profesionales y de sus perros para guiar a los animales y que no se dispersen y para que la orografía no les juegue una mala pasada.
El grupo atravesó la Reserva Natural de Inagua hasta llegar a Pajonales, para continuar hacia Juncal, el Aserrador y la Cruz de Timagada, desde donde dejaron atrás al imponente Roque Nublo. Desde allí siguieron la marcha hacia Barranco Grande, Los Maipez y la Cruz de Tejeda para hacer una parada de descanso, pasado el mediodía y tras varias horas de camino.
Ya en el entorno de la Cruz de Tejeda, Mendoza mantuvo un encuentro con el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, acompañado por Hidalgo y el alcalde del municipio, Francisco Perera, quien también realizó parte del recorrido. Morales destacó la importancia de que los pastores aún mantengan esta práctica milenaria para que no se pierdan las tradiciones y para proteger el medio ambiente.
Tras reponer fuerzas, la parada da paso al último tramo en dirección hacia Los Moriscos hasta llegar a Montaña Pavón, lugar donde está la quesería donde Mendoza y Ana María Vega, su esposa, elaboran sus exquisitos quesos, como así dan fe los numerosos premios que tienen en su palmarés.
Esta es la meta de una de las dos trashumancias que hace la familia a lo largo del año, la de verano y la de invierno, y que les lleva a pasar varios meses fuera de casa en busca de los mejores pastos para sus animales. Y esta, la del invierno, fue un poco más larga de lo habitual porque tuvieron que permanecer más tiempo en la Presa de Las Niñas a falta de hierbas en otras zonas de la Isla debido a las escasas lluvias, detalló el pastor.
La trashumancia es un gran sacrificio porque obliga a estar junto a las ovejas durante largas estancias alejados del “resto del mundo”, explicó ‘Pepe el de Pavón’, una soledad solo interrumpida por escapadas para ir a comprar o acudir a la quesería a cuidar al resto de animales.
“Nadie quiere ser pastor y este sacrificio”, lamentó, aunque destacó el trabajo que está haciendo el Cabildo para formar a los jóvenes y garantizar así el relevo generacional tras la creación de la Escuela de Ganadería y Pastoreo de Gran Canaria.
De momento, esta tradición ancestral la mantiene Mendoza junto a un grupo reducido de pastores de la Isla y hace que sus quesos sean una exquisitez gracias al sabor único que le dan los pastos a la leche y que convierten a Gran Canaria en un auténtico paraíso para los amantes del queso.