Dan y Kelly consideran que todavía son una gran familia, a pesar de que están divorciados desde 2014. Y más que con palabras, lo han demostrado con hechos. Apenas un año después de su boda, en el Hospital de Guy, ubicado en Reino Unido, le diagnosticaron al hombre una enfermedad renal que no tenía cura. Tras una década, y ya separados, Kelly se ofreció para que le practicaran las pruebas correspondientes de compatibilidad, con el fin de que sus hijas «no se quedaran sin padre». Afortunadamente, estas dieron positivo y la mujer acabó donando un riñón a su exmarido, según informó The Mirror.
En el Guy’s Hospital de Londres contaron que nunca habían pasado por una situación similar a la de Dan y Kelly; es decir, jamás una persona le había donado un riñón a una expareja, pero Kelly aseguró al citado medio que «puede que no estemos casados ahora, pero todavía somos una gran familia y tuve que hacer ese sacrificio para mantenerla unida».
Kelly y Dan eran amigos desde niños. Comenzaron a salir a los 18 y se casaron 13 años después. Antes de cumplir un año de casados, Dan fue diagnosticado con una enfermedad renal y le comunicaron que no había cura. Al tener a su segunda hija, los médicos les advirtieron que en diez años Dan necesitaría un trasplante para sobrevivir. Dan fue empeorando, los problemas del trabajo afectaron a su relación y el ambiente en su casa pasó a ser horrible para las niñas (Billie y Jeanie, de 16 y 11 años, respectivamente) así que decidieron separarse.