No se recuerda en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) un funeral más multitudinario que el de Mario. Casi todos en el pueblo salieron el martes a darle el último adiós, porque el joven era querido entre sus vecinos. Le vacunaron el 1 de abril, Jueves Santo. Era profesor del instituto Universidad Laboral de Toledo y, por su condición de docente, saltarse ese paso no era una opción. Le fue administrada la vacuna de AstraZeneca. Tras el pinchazo, normalidad aparente. Una semana después, fallecía.
Los problemas comenzaron el jueves siguiente, el 8 de abril, un plazo aparentemente demasiado largo para que se manifestasen los posibles efectos adversos. El docente empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza y fue al hospital para que le revisasen. Allí le empezaron tratando con calmantes.
El viernes, su estado ya era crítico. Fue en una prueba posterior donde le hallaron el trombo e ingresó en quirófano ese mismo día. Fue trasladado a la UCI del Hospital Virgen de la Salud de Toledo. En el pueblo tienen serias dudas acerca de las medidas que tomaron en el centro para recuperar al joven y esperan que el caso se resuelva cuanto antes. Porque Mario falleció el lunes 12 de abril a causa de una trombosis cerebral. Tenía sólo 30 años.
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