Hay tres maneras de hacer las cosas: la correcta, la incorrecta y la mía. Esta frase de Sam Rothstein —personaje interpretado por Robert de Niro en la cinta Casino— se podría poner fácilmente en boca del productor televisivo José Luis Moreno. El paralelismo viene al pelo: ambos personajes son muy perfeccionistas, ricos y mafiosos (en el caso de Moreno, añadiremos un presunto delante, por rigor).
Trabajar con Moreno no es fácil. A su conocida morosidad se une que el productor siempre quiere las cosas de una determinada manera. Y quien no le baile el agua, puerta. Sin miramientos. “A mí siempre me trató muy bien, pero sí que he visto que con algunos compañeros ha tenido comportamientos muy inapropiados y comentarios fuera de lugar”, relata a EL ESPAÑOL una persona que ha trabajado mano a mano con Moreno en Glow and darkness, su última gran producción, y que prefiere mantenerse en el anonimato. “Por ejemplo, despidió a un maquillador, un señor muy mayor que lleva toda la vida en la industria, porque iba con gorra en el set. O gente que no estaba rodando y que de repente se reía o sonreía un poco, los echaba”.
“También a una bailarina le dijo que se fuera porque estaba gorda. Y además ni la pagó ese día de rodaje. Que son dos horas que la chica ha trabajado y tiempo que se ha estado preparando sin poder hacer otros trabajos”. Es el otro historial de Moreno, que se une a su fama de moroso y a su reciente imputación penal.