En su gran mayoría los expertos dan por hecho que a medida que avancemos en la desescalada también aquí se producirán nuevos casos del virus en todo el mundo. «El rebrote es esperable, casi que se pueden dar un poco por sentado», señala Javier del Águila Mejía, médico residente de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario de Móstoles. «La cuestión es la capacidad que vamos a tener para controlarlos», añade.
A su juicio, España no puede perder de vista la evolución del resto de países, sobre todo de los más cercanos. Italia acaba de levantar las restricciones impuestas a los vuelos y buques de pasaje procedentes de Italia, a excepción de los cruceros, y desde este lunes permite abrir comercios, playas, restaurantes y peluquerías. «Habrá que estar pendientes de lo que vaya sucediendo en Italia, porque ya hemos visto que lo que pase allí y en Francia es probable que ocurra en España», apunta Del Águila, que destaca el margen de tiempo que esto nos brinda. «Es tiempo que se nos está regalando y hay que aprovecharlo».
Un claro ejemplo es el de Francia que reabrió 40.000 escuelas de primaria en la primera semana de la desescalada en los departamentos con mejor situación epidemiológica, pero se han dado nuevos casos positivos de coronavirus y se han visto obligados a cerrar alrededor de 70, una proporción baja pero que responde a un «protocolo sanitario estricto» ante el mínimo riesgo de nuevos contagios. En Seúl, un nuevo brote originado en los bares nocturnos obligó a cerrar este tipo de ocio, mientras que Shulan ha ido más allá con un confinamiento más severo.
«Este virus tiene una capacidad muy grande de convertir dos casos en doscientos. En la medida que vayamos saliendo a la vida cotidiana es cuando más riesgo hay», apunta este médico, que advierte de que un rebrote podría darse «en cualquier momento».