La Feria Internacional de Turismo (Fitur) abrió ayer sus puertas en una edición sin bullicio ni gentío que pretende desarrollarse en el marco de una pandemia aún latente. Aunque, sin duda, la más esperada y necesaria tras el parón del sector turístico a lo largo de este último año marcado por la COVID-19.
Sin embargo, lejos de puestos, patrocinios e intervenciones, Alba Nevado, una joven que tenía previsto trabajar como azafata en la feria, narra entre lágrimas el desencuentro que ha sufrido con los organizadores del evento por “mi talla y peso”.
“En pleno año 2021 y siendo una época marcada por el supuesto aprendizaje del ser humano tras la vivencia de la pandemia, me he visto rechazada por mi talla y peso”, cuenta la afectada a través de su cuenta de Instagram. “Se suponía que tenía que trabajar del 19 al 23 de mayo como azafata en Fitur, así fue el contrato que yo firmé con la agencia de azafatas y congresos BEST WAY. Ayer, después de la formación y test de antígenos, me dieron mi uniforme: un vestido azul mariño ceñido de talla única”, prosigue.
“Pues bien, esa prenda, a día de hoy, se ha convertido en el símbolo de opresión y la nota de corte para saber si entras o no en el cuerpo perfecto”, concluye Alba, deseando que lo que ella ha vivido no le vuelva a ocurrir a otra persona.
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