El Alzheimer, esa enigmática sombra que acecha la mente de muchos adultos mayores, es la forma más común de demencia en este grupo demográfico. La demencia misma, una afección cerebral devastadora, tiende a sumir a las personas en la oscuridad al alterar drásticamente su capacidad para realizar actividades diarias. Juebin Huang, un médico destacado del Department of Neurology en la University of Mississippi Medical Center, arroja luz sobre el Alzheimer, describiéndolo como una condición progresiva caracterizada por la degeneración del tejido cerebral, la acumulación de una proteína anómala llamada beta-amiloide y la formación de ovillos neurofibrilares.
Los primeros signos de la enfermedad incluyen el olvido de eventos recientes, una señal temprana de que algo está desequilibrado en el mundo interior. La confusión se instala gradualmente, arrastrando consigo un deterioro de las funciones cognitivas y un caos en el dominio del lenguaje y las actividades cotidianas. Sin embargo, este escenario no se desenvuelve igual para todos. El Alzheimer suele aparecer después de los 60 años, con un riesgo que se eleva al ritmo del envejecimiento. Para quienes tienen un historial familiar de esta enfermedad, el riesgo aumenta aún más, según Medlineplus.
“Nuestro estudio se centra en el tipo sanguíneo y el riesgo de problemas cognitivos, pero otros estudios ya han mostrado que factores como la presión alta, el colesterol alto y la diabetes aumentan el riesgo de dificultades cognitivas y de demencia”, dijo Mary Cushman, quien lideró la investigación.
“Nuestro trabajo muestra aún más claramente las conexiones entre problemas vasculares y el cerebro”.
A pesar de los avances científicos, las raíces profundas del Alzheimer permanecen misteriosas. Aunque aún no se ha encontrado una causa definitiva, los factores genéticos juegan un papel significativo en su desarrollo, constituyendo entre el 5 % y el 15 % de los casos. Anomalías en genes específicos tienden a intervenir, algunas heredadas incluso si solo uno de los progenitores porta el gen anómalo. Los esfuerzos de comprensión no cesan, como evidenciado por un estudio reciente liderado por expertos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vermont. Este estudio, abarcando 30,000 participantes mayores de 45 años, escudriñó las conexiones entre grupos sanguíneos y problemas cognitivos.
Entre esta multitud, 495 individuos que desarrollaron problemas de memoria o cognitivos en un período de tres años emergieron como sujetos de estudio. Estos individuos fueron cotejados con más de 500 personas sin problemas cognitivos. Sorprendentemente, se descubrió que aquellos con grupo sanguíneo AB tenían un 82 % más de probabilidad de enfrentar dificultades en la memoria y la atención que sus contrapartes con diferentes grupos sanguíneos. Aunque esto podría indicar un posible vínculo con el desarrollo de demencia en ciertos casos, los investigadores recalcaron que el estudio no estableció una relación directa entre los grupos sanguíneos y la enfermedad.
El escenario se complejiza al considerar otros estudios que ya habían señalado que las personas con grupo O tienen un riesgo menor de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. Mary Cushman, líder de la investigación, destaca que si bien su estudio se enfoca en la conexión entre grupos sanguíneos y problemas cognitivos, investigaciones previas han ilustrado cómo factores como la presión arterial alta, el colesterol elevado y la diabetes pueden aumentar el riesgo de dificultades cognitivas y demencia. Sin embargo, los resultados no pueden extrapolarse directamente a la demencia, una entidad más compleja que los problemas cognitivos monitoreados en este estudio.
Simon Ridley, jefe de investigación de Alzheimer’s Research UK, subraya que aún no se puede afirmar que el grupo AB genera un mayor riesgo de demencia. Hasta ahora, mantener un cerebro saludable parece depender más de una dieta equilibrada, no fumar y la práctica regular de ejercicio. Mientras el Alzheimer sigue siendo una incógnita en muchos aspectos, la búsqueda de respuestas persiste, a medida que los científicos se adentran en la intrincada red de la mente humana.