Investigaciones recientes han revelado la existencia de dos enormes estructuras minerales situadas en las profundidades de la Tierra, específicamente bajo el Océano Pacífico y el continente africano. Estas formaciones, denominadas «grandes provincias de baja velocidad» (LLVP, por sus siglas en inglés), se encuentran a unos 3.000 kilómetros de profundidad, alcanzando alturas de hasta 900 kilómetros y extendiéndose por miles de kilómetros de ancho.
Las LLVP se caracterizan por ralentizar las ondas sísmicas, lo que sugiere una composición distinta al resto del manto terrestre. Según un estudio publicado en la revista Nature, estas estructuras podrían haberse originado a partir del reciclaje de la corteza oceánica subducida, es decir, material de placas tectónicas que han sido empujadas hacia el interior de la Tierra a lo largo de millones de años.
Este descubrimiento plantea interrogantes sobre la estabilidad del campo magnético terrestre. La presencia de estas estructuras podría estar afectando la disipación uniforme del calor desde el núcleo, lo que a su vez influiría en la dinámica del campo magnético.
La identificación de estas «islas subterráneas» ofrece una nueva perspectiva sobre la interacción entre las placas tectónicas superficiales y las estructuras profundas del planeta, abriendo la puerta a futuras investigaciones sobre su impacto en la geodinámica terrestre.