Susana de la Puente es una reconocida banquera de inversión que jugó un papel muy activo en Wall Street en las décadas de 1990 y 2000. Estrechamente vinculada a España y Latinoamérica, se dedica actualmente a la captación y desarrollo de inversiones en Europa para start-ups.
Tuvo una destacada carrera en banca de inversión durante sus 25 años en J.P. Morgan, en Nueva York, donde llegó a ser Vicepresidenta para Latinoamérica. Ocupó también numerosos cargos como el de Directora de Telefónica del Perú, miembro del Comité de Asesoría al Presidente del Directorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Directora del Instituto Peruano de Administración de Empresas de Perú (IPAE), o Directora de Pro Mujer-Perú.
Susana de la Puente Wiese vive, desde hace 5 años, entre Londres y Madrid y se dedica a detectar, invertir y gestionar proyectos en la “nueva economía” con un particular enfoque en lo de base tecnológica.
¿Cómo definiría el panorama de las start-ups en Europa?
Potente y dinámico. La innovación no tiene fronteras y, si bien en el pasado los costes de implementar tecnologías en España resultaban muy altos, hoy el acceso a esta resulta menos oneroso, lo que ha incentivado el desarrollo de nuevos modelos de negocios. España ha vivido, en los últimos años, un crecimiento explosivo de start-ups e iniciativas tecnológicas. Muchos fondos de capital de riesgo y nuevas compañías de base tecnológica han levantado capital con éxito y ya existen en este país varias compañías unicornio (que alcanzan una valoración de mil millones de dólares). Además, cuenta con mucho talento humano de jóvenes innovadores en España con formación académica y experiencia en mercados más desarrollados.
Cabe destacar que este tipo de activos ha dado sorpresas favorables este año, ya que están demostrando una resiliencia muy estimable en las valoraciones a pesar del ambiente económico global de alta incertidumbre. Hasta el punto de que, en algunos casos, las valoraciones se mantienen por encima de las de 2020 y 2021.
¿Están muy lejos de tener el peso y la fuerza que ya han conseguido en Estados Unidos?
El mercado norteamericano es más grande y desarrollado, pero hay otros muy activos como los de Israel, India, China, Reino Unido y, ahora, también España. Hay capital para financiar buenos y grandes proyectos. Las empresas son las que deben diseñar y desarrollar planes ambiciosos de crecimiento y expansión global, y salir a buscar capital riesgo. La brecha entre Europa y Estados Unidos sigue estrechándose en cuanto al volumen y número de rondas levantadas. Hay dinero para financiar proyectos sólidos y grandes en cualquier parte del mundo.
¿Cuáles son para usted las claves para que una start-up no muera en el intento?
Un equipo comprometido, cohesionado y competente en las diferentes áreas de gestión de cada empresa. Deben estar muy motivados, ser creativos e innovadores y capaces de atravesar murallas, romper paradigmas y superar prejuicios. Una causa repetida en la mortalidad de este tipo de compañías es la dificultad para acceder al capital. Y para echar abajo esa puerta, los emprendedores deben establecer una estrategia clara y creíble no solo del negocio mismo, sino también de qué se hará para conseguir capital en las diferentes etapas de su crecimiento
¿Faltan inversores en Europa?
En absoluto. En cambio, parece imprescindible mejorar aún más los canales de comunicación entre los inversores y las start-ups y para que estas sepan transmitir el porqué deben apostar por ellas.
Aparte del modelo de Estados Unidos, ¿le atrae el de algún otro país como Israel, Corea del Sur o China?
No creo que haya un solo modelo. Algunos países facilitan la inversión y reducen al mínimo la burocracia lo que hace más fácil la creación de empresas. Inglaterra es un buen ejemplo.
¿Y en España falta espíritu de emprendimiento empresarial?
No. España es un país de conquistadores y aventureros, que no escatimó medios ni dejó de asumir riesgos para hacerse a la mar y buscar fortuna en otros mundos. Los españoles llevan ese espíritu emprendedor en lo más profundo de su ser.