Ruanda está de moda estas semanas por su estrategia frente a la pandemia, este país confirmó su primer caso de COVID-19 el 13 de marzo de 2020 y, desde entonces, acumula alrededor de 24.000 casos, de los cuales 22.000 corresponden a pacientes recuperados y 322 fallecidos, de una población de 12,6 millones de personas.
Según explicó Sabin Nsanzimana, médico y epidemiólogo clínico director general del Centro Biomédico de Ruanda, en relación al primer contagiado por coronavirus en el país: “Aunque habíamos observado otras enfermedades como el virus del ébola en nuestro laboratorio, el SARS-CoV-2 era diferente debido a la cantidad de pánico y comunicación que circulaba en todo el mundo”.
“Tuvimos que volver a probar esa muestra en particular tres veces para estar seguros que se trataba del primer infectado en Ruanda”, añadió. Pero con ese único caso, la nación centroafricana entró en un duro esquema de confinamiento y lo ha hecho repetidamente desde entonces.
Ruanda se destaca internacionalmente, incluso entre otras naciones africanas, como una notable historia de gestión de éxito frente al COVID. Contabilizaba en el último recuento 322 muertos. En diciembre, la cifra era un tercio menor, pero las Fiestas hicieron que los casos confirmados diarios aumenten brevemente durante el lapso de enero.
¿Por qué ha tenido éxito?
De acuerdo a Agnes Binagwaho, ex ministra de salud de Ruanda, “el sentido occidental de la democracia ha fracasado totalmente, y COVID es la prueba de ello. Esos países donde alguien dijo que no se necesita una mascarilla o barbijo, es mentira, lo saben, la ciencia lo ha demostrado, pero lo dicen por razones políticas, por egoísmo. La política es un arma mortal”.
La salud primero, y la economía seguirá
Desde el comienzo de la pandemia, todos los ruandeses diagnosticados con COVID positivo fueron llevados a un centro de tratamiento para su seguimiento completo y constante. “Esto ha ayudado a mantener el número de muertes en los niveles más bajos”,
Solo dos trabajadores de la salud se han infectado en Ruanda.
El despliegue de ocho “robots médicos” también ha jugado un papel novedoso en el esfuerzo de la nación para controlar el virus y proteger a los trabajadores de la salud.