Sur y área metropolitana concentran el aumento de los delitos en Tenerife

La criminalidad se dispara en el primer trimestre el 41,8% en Adeje, pero también crece en Santa Cruz de Tenerife (14,6%), en contraste con San Bartolomé de Tirajana (-9%) y Las Palmas de Gran Canaria (1,5%)

La comisión de actos delictivos durante los tres primeros meses del año aumenta notablemente en la isla de Tenerife, cuyos pésimos resultados arrastran a toda Canarias a un tristísimo y preocupante farolillo rojo estatal. En toda España, la subida media es del 1,7%, mientras que la de Canarias es, nada menos, que del 8,5%.
Lógicamente, los guarismos dependen de lo que ocurra en las dos islas más pobladas, y ahí la diferencia es aún mayor: mientras en Gran Canaria -felizmente- es de apenas el 0,4%, en Tenerife llega al 15,4%.

Los datos ofrecidos ayer por el Ministerio del Interior permiten, tras un primer análisis, descubrir que son, precisamente, los motores turísticos tinerfeños (Adeje y Arona) y su área metropolitana (Santa Cruz de Tenerife y La Laguna) donde radica la causa en este aumento de la criminalidad en las Islas.

Las cifras, frías e indiscutibles, nos dicen que Adeje sufre en este arranque del año un crecimiento de las infracciones penales anómalo y disparatado (41,8% para 1.950 delitos), pero las cifras de Arona (15,4% y 1.615 delitos), Granadilla de Abona (12,2% y 478), Santa Cruz de Tenerife (14,6% y 2.724) y La Laguna (7,5% y 1.482) superan de largo ese 1,7% de media estatal y, salvo en la Ciudad de los Adelantados, el 8,5% del conjunto del Archipiélago.

Aunque en Los Realejos se registra una abultada subida del 25%, el escaso número de infracciones (215) resta alguna importancia al dato.
La alegría viene en esta ocasión desde el término municipal de La Orotava, con un descenso del 4,3% para un total de 468 infracciones penales.

Las claves

Para averiguar la causa de un aumento tan distinto en los principales núcleos urbanos de Tenerife respecto al resto del país, lo mejor es comparar con una realidad lo más similar posible, y esa no puede ser otra que la de la isla de Gran Canaria, que también cuenta con una zona sur de notable empuje turístico y un gran área metropolitana. En el mismo período y en comparación con el año anterior, los delitos en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria suben el 1,5% y en San Bartolomé de Tirajana descienden el 9%, mientras que, por citar otro ejemplo, en Telde crecen el 1,4% y, ya en municipios mucho menos relevantes, sí hay subidas en Arucas (13%) e Ingenio (13,4%). El resultado de la comparativa es claro: mismas realidades, distintos resultados.

Por ello viene a cuento recordar las constantes denuncias efectuadas desde medios de comunicación como DIARIO DE AVISOS, pero también desde el mundo empresarial y político (un buen ejemplo de ello es el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez), sobre las carencias humanas y materiales que se registran desde hace años en los cuerpos y fuerzas de seguridad que sirven en la provincia tinerfeña, especialmente en los del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil), por mucho que haya tanto que mejorar en determinadas policías locales.

Ya hace dos años denunció este periódico que la diferencia de efectivos entre los policías nacionales y guardias civiles destinados en ambas provincias era de, aproximadamente, medio centenar, dato especialmente pernicioso para la provincia tinerfeña, porque, precisamente, tampoco es que sobren en la de Las Palmas. La actualidad resulta aún más dolorosa. Mientras en la otra capital canaria se aprobó recientemente una partida superior a los cuatro millones de euros para una nueva comisaría, las de Tenerife destacan por su notable deterioro y la escasa funcionalidad que de ello resulta.

Robos en las casas

Es, con diferencia, donde peores guarismos se detectan entre las modalidades delictivas de mayor relevancia. En esta ocasión y con motivo de la adaptación de la estadística de Interior a los estándares europeos, este apartado distingue si se trata de una “entrada no autorizada en una parte de un edificio o vivienda u otros locales con o sin el uso de la fuerza” o, sencillamente, un “robo con entrada ilícita en domicilios particulares”. Sea como fuere, y tal y como ocurre desde el inicio de la crisis que sigue padeciendo la sociedad española en general y la canaria en particular, la tendencia alcista en este tipo de actos delictivos es notoria. Específicamente en los robos en domicilios, en todo Tenerife suben el 20,1%. Lamentablemente, destaca su capital, con una vivienda asaltada al día como media.

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